sábado, 2 de enero de 2010

De regreso a Camus...




Es considerado como uno de los más grandes escritores del siglo XX, pensador de un poder y una delicadeza radicales, moralista cuyas aportaciones son ineludibles.

El Porvenir.com (1/01/2010).

Albert Camus (1913-1960) fue considerado durante largo tiempo el par complementario de Jean-Paul Sartre como “escritor existencialista”.

Para muchos, empero, era más bien el pariente pobre de esa filosofía, el existencialismo, además de una especie de escritor fundamental en esa inflexión de la literatura moderna que Roland Barthes llamó “el grado cero de la escritura”.

A la vuelta de las décadas, la revaloración de Camus ha alcanzado cotas insólitas. Es ahora considerado como uno de los más grandes escritores del siglo XX, un pensador de una poder y una delicadeza radicales y un moralista cuyas aportaciones al debate contemporáneo son ineludibles; el fantasma de Sartre, en cambio, ha visto descender en picada sus bonos en la bolsa de valores intelectuales y éticos, lo cual no deja de ser impresionante y hasta cierto punto injusto.

Una entrega reciente de la revista francesa Le Nouvel Observateur presenta un dossier camusiano de fascinante lectura.

El editorial de Jean Daniel —fundador histórico de esa revista— recorre algunos capítulos de la andadura vital de Camus y traza las líneas principales de sus aportaciones.

Aquí me interesa destacar algunos puntos de su valor literario. Una de las novelas de Camus que más me ha impresionado ha sido "La Peste", esa crónica imaginaria de la devastación de una comunidad atrapada por un cataclismo epidémico.

Una ciudad árabe del norte africano, Orán, cae presa de las convulsiones pestíferas, y en el proceso de ese despliegue trágico de muerte y sufrimiento pone a prueba el sentido mismo de su existencia.

Es una historia de antihéroes y de hombres y mujeres orillados por un desastre a pensar y a conducirse en los límites de su propio ser.

Es una novela apocalíptica, construida con una admirable serenidad; ni una sola vez desciende al patetismo ni a la prédica: mantiene en todas y cada una de sus páginas un talante de una seriedad cósmica.

En mi experiencia es una de las novelas principales de mi adolescencia lectora; pero releída en mi adultez, me sorprendió encontrar, intactas y como enriquecidas, sus dimensiones de tragedia moderna.

Me desconcertó en el dossier del NouvObs saber que Sarkozy y Bush son grandes admiradores de Camus; pero hay que pensar de inmediato que muchos autores no son responsables de sus lectores.

Como contraste, la revista habla de otros lectores y admiradores de Camus, más razonables y mucho menos perniciosos.

En 1957, Albert Camus recibió en Estocolmo el Premio Nobel de Literatura. Esa fue la consagración de su genio y el despegue definitivo de su fama mundial.

Tres años más tarde había muerto en un accidente automovilístico, a los 47 años de edad.

Su precisión descriptiva, su talante ligero y su capacidad de no tomarse en serio —cualidad admirable— quedaron en este autorretrato: se consideraba mezcla de un cómico francés, Fernandel, y de un galán de Hollywood: Humphrey Bogart.

Vídeo: Biografía, Albert Camus.



Vídeo: La Peste. La solidaridad humana es palpable sobre todo en momentos de una epidemia. Germán Dehesa te platica del libro de Albert Camus que lo pone de manifiesto.


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