domingo, 17 de agosto de 2014

"La forma del agua" de Andrea Camileri.


      Por fin leemos una obra de Andrea Camilleri. Pensamos que quizás sea el origen, tras Vázquez Montalván, de la recuperación del género policiaco o detectivesco. Recuperación y esplendor más allá de lo que en su momento parecía reducido a lo pulp. ¿Reducido? Creo que no es la palabra adecuada porque el género ha tenido en la fidelidad de sus lectores la mejor defensa de su interés y, por qué no, calidad. Personajes como Poiret, Sherlock Watson y demás ya forman parte de la cultura contemporánea y se merecen el  título de creadores de lectores que evolucionaron a otras lecturas sin abandonar éstas.
        Podemos considerar a Pepe Carvalho como el hito a partir del cuál los personajes adquieren, con plena consciencia, la condición de testimonio de una época sin la grandilocuencia de la novela histórica. El Monalbano meridional italiano, homenaje explícito al Montalván catalán, no sólo nos describe su tiempo sino que lo hace a través del arte, de los medios de comunicación, de la comida y , sobre todo de sus frustraciones afectivas y sexuales. Todo ello hace que su proximidad nos haga olvidar su temática, muchas veces periodística. En cambio nos ofrece la emoción de lo próximo y cotidiano sin ningún asomo de pretensiosidad.
      Es el primer libro en que Montalbano nos acompaña, no será el último, por lo que parece un comienzo interesante ¿lo veremos envejecer? su juventud ya nos la ofrece la televisión en forma de serie, al tiempo que sus historias de la madurez. En cualquiera de los casos este blog dará tesimonio.


sábado, 9 de agosto de 2014

"El hombre de los círculos azules" de Fred Vargas.

      Héctor, el compañero de economía, entre hijo e hijo nos recomienda este libro típico del género de policías , y como ya es típico en este género, con sus particularidades e incluso originalidades. La autora francesa, Fred Vargas, ambienta la historia en un detallado París de tal manera que se demanda constantemente el uso ya no del plano como del google y más en concreto del street view para disfrutar con más intensidad de la novela. 
      El comisario Adamsber, de gran inteligencia, pero defensor de la intuición cómo método de trabajo, cómo ya lo fuera nuestro hermano Mario Conde, va a tener como contrapunto a un secundario sanchopanzesco al que la intuición le jugó una mala pasada de la que se arrepiente y, por lo tanto, defiende el realismo de los hechos y la deducción limitada a enlazarlos. Este personaje, al que la vida lo limita a ser padre de familia múltiple y monoparental, tiene como compañía cotidiana al alcohol, lo que no limita su raciocinio.  
         La admiración del fricky a su superior, ascendido a comisario en París, no evita la incertidumbre que generan sus peculiares métodos. Desarrollándolos nos vemos observando, como en un zoológico, la fauna parisina con sus miserias y pocas virtudes, buscando una realidad que nunca es lo que parece y en la que nos quedamos con las ganas de encontrar algunas claves sociales, económicas o políticas que parecen asomarse pero siempre de forma insuficiente.
        Seguiremos buscando en otras obras de esta autora y compartiremos esa aventura en este blog.