domingo, 21 de febrero de 2016

"Steve Jobs. La biografía ilustrada" de Jessie Hartland.

Steve Jobs, preparándose para ir a la India

Hace ya casi cuatro años que desapareció, pero su recuerdo permanece. Steve Jobs es una de las figuras más importantes de la historia reciente de la tecnología. Ahora ha llegado el momento de que los más pequeños de la casa también conozcan su trayectoria, pero no solo la del hombre que capitaneó Pixar y Apple, sino también aspectos de su vida menos conocidos como su condición de adoptado o el tiempo que se alimentó con una dieta solo a base de zanahorias.
Para contar todas estas historias, la ilustradora infantil Jessie Hartland se documentó, dibujó y escribió durante dos largos años 'Steve Jobs. La biografía ilustrada', que ahora publica en español la editorial Espasa. Esta especie de biografía en forma de cómic, dibujada con gran ingenio y creatividad, recorre toda la vida de Jobs, desde su adopción hasta los logros alcanzados durante su segunda etapa en Apple: los éxitos del iPod, el iPhone y el iPad.
Steve Jobs, de niño (Imagen: cedidas por la editorial Espasa)
Steve Jobs, de niño
Cuando Jobs falleció y su nombre se leía en todos los medios, Jessie se sintió atraída por la historia de un hombre en la que se mezclaba el empresario que había llevado a su compañía a ser la más valiosa del mundo con la persona de pasado rebelde que, hastiada, había abandonado la universidad en el primer semestre y había viajado por la India para descubir qué hacer con su vida. "¿Cómo pudo dar tantos saltos, mirar al futuro e imaginar lo que la gente iba a querer?", se pregunta. Tras terminar otra biografía ilustrada ( sobre Julia Childla cocinera a la que interpretó en el cine Meryl Streep) y recibir el sí entusiasta de sus editores, la autora se puso manos a la obra.
El mundo de la tecnología no es ajeno para esta artista. Allá por 1981, cuando todavía estudiaba en la escuela de arte, la contrató una pequeña empresa de ordenadores de Boston para crear un lenguaje de programación para niños (ella se ocuparía de la parte estética). Aunque el proyecto no llegó a buen puerto y ella se trasladó más tarde a Nueva York, alejándose del sector, treinta años después todavía recordaba "el entusiasmo" de sus trabajadores y la ilusión por ese mercado en el que Apple y otras empresas comenzaba a despuntar.
El proceso de documentación, tal y como lo cuenta Jessie, fue arduo. Leyó todo lo que se cruzó por su camino. Tras ello, viajó a California y alquiló un coche, que paró en lugares tan emblemáticos como el Museo de Historia del Ordenador de Mountain View, donde vio el Apple1; Los Altos, donde nació Apple, o  la casa de Palo Alto en la que Steve Jobs pasó el final de su vida.
Steve Jobs y su música (Imagen: cedidas por la editorial Espasa)
Steve Jobs y su música
También visitó los estudios de animación de Pixar en Emeryville. Para seguir inspirándose, condujo por la bahía de San Francisco y El Camino Real, la carretera que cruza muchas ciudades de Silicon Valley. Un viaje que ahora se ha condensado en un libro de más de 200 páginas, que incluyen una bibliografía y notas para los más curiosos y que ha sido vendido para su traducción en doce idiomas.
El proceso de creación le llevó dos años y medio, mientras trabajaba en otros proyectos. Todo está hecho a mano, los dibujos y los textos, con tinta china y 24 lápices negros prismacolor. ¿Por qué optó por el blanco y negro para contar esta historia? "Simplemente, me parecía lo más adecuado", explica.
COMIENDO ZANAHORIAS
A pesar de ser una historia para niños, no obvia algunos de los pasajes más tristes u oscuros de la vida de Jobs, como su despido de Apple, su adopción o su enfermedad. "Fue triste hablar sobre su expulsión de Apple", dice Jessie, "pero la experiencia lo hizo más fuerte". Tal y como recuerda la ilustradora, tiempo después regresó y llevó a la compañía a sus triunfos más grandes.
Steve Jobs expresa su alegría a su tocayo Wozniak por el éxito del Apple I (Imagen: cedidas por la editorial Espasa)
Steve Jobs transmite a Wozniak su alegría por el éxito del Apple I
Estos pasajes se alternan con otros más curiosos o divertidos, como la obsesión por comer zanahorias que experimentó Jobs durante su juventud y por la que, al parecer, la piel se le tiñó de naranja. También, su rebeldía de joven, que lo llevó a abandonar la universidad en el primer semestre. En medio de toda esta historia también aparecen grandes personajes secundarios, como Steve Wozniak, el cofundador de Apple y compañero de fatigas de Jobs.
Los niños que lo lean pueden incluso sentirse identificados con él: hizo travesuras en la escuela, hubo un tiempo en que no se quiso bañar, le encantaba hacer trabajos de bricolaje con su padre y tenía un descaro solo propio de un niño. Con solo 12 años, quiso construir un medidor de frecuencias, pero le faltaban piezas. Ni corto ni perezoso, llamó a Bill Hewlett, su vecino y cofundador de Hewlett-Packard, para que le diera las que necesitaba. Cuando llegó el verano, Hewlett le ofreció un trabajo temporal.
Aunque para trastada, la del primer trabajo que Wozniak y Jobs desempeñaron, en 1971: crearon marcadores falsos de llamadas a larga distancia ('blueboxes') para engañar a las compañías de telecomunicaciones y realizar llamadas más baratas. Tiempo más tarde afirmaron haber ganado hasta 6.000 dólares con esta práctica, conocida como 'phreaking'. Wozniak, un conocido bromista, contó que llamó al papa y le dijo que era Henry Kissinger, entonces secretario de Estado de Estados Unidos. El pontífice, siempre según el relato del cofundador de Apple, estaba durmiendo en ese momento y no se puso al teléfono.
Jessie Hartland, autora de 'Steve Jobs. La biografía ilustrada' (Imagen: Isabelle Dervaux)
Jessie Hartland, autora de 'Steve Jobs. La biografía ilustrada'
No será el único libro sobre históricos de la informática que Jessie publique. Actualmente, se encuentra en proceso de documentación sobre Ada Lovelace, que se convirtió en la primera programadora de la historia a mediados del siglo XIX. Además, pronto viajará a Italia y Francia para documentarse sobre perros rastreadores de trufas. Un cambio de tercio singular, sí. Mientras tanto, su obra sobre Jobs aterriza en España para deleite de los 'fanboys' y sus hijos.
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Las imágenes que aparecen en este artículo son propiedad de Espasa e Isabelle Dervaux

jueves, 18 de febrero de 2016

"Escritos pornográficos" de Boris Vian.

      Carlos nos sugirió El amor es ciego y el más conocido libro de relatos El lobo hombre. Tras la lectura en la tertulia del cuento-chiste efectista, divertido y erótico María José buscó textos relacionados, entre los que encontró leímos estos Escritos pornográficos que estaban preñados no sólo de Boris Vian. De esta manera nos encontramos con un prólogo de Felix Romeo, escritor zaragozano muerto muy joven que recordaba llevando un programa en tve,  en que manifestaba su gusto por el Vian más realista frente al máss popular en los ochenta fantástico y nos presentaba una conferencia, de las pocas conservadas por estar escritas de Boris Vian. Esta conferencia, en su peculiar estilo irreverente y muy ilustrado(bien presume de tener todas sus citas contrastadas y de poder recitarlas en latín) Vian nos explica lo que no es literatura erótica, empezando por el Marques de Sade, para dejar bastante abierta la respuesta a lo que sí es: básicamente la literatura que nos mueve a amar a alguien o su representación, según el autor. 
      Los escritos propiamente pornográficos se componen por un grueso de poemas en que pepinos, curas, obispos, y demás realizan todo tipo de actividades sexuales y son descritos de las forma más provocativa posible. A pesar de lo poco sutil de lenguaje tienen un sustrato onírico sugerente. Los escrito de Boris Vian acaban con un relato en los Cárpatos en forma de diario encontrado en un palacio de un conde que nos recuerda algún personaje del imaginario colectivo en el que la sexualidad traspasa los géneros. 
      Entre las sorpresas que incluye la obra, excelentemente editada por Rey Lear están las ilustraciones debidas a Manuel Alcorlo que con un leve trazo, creo que a plumilla, nos evoca una sensualidad sugerente que contrasta, sin ser forzado, con lo rudo de la prosa y más de la poesía de Boris Vian.
     






miércoles, 17 de febrero de 2016

"Milena o el fémur más bello del mundo" Jorge Zepeda Patterson.


      Lourdes nos nutre de sugerencias que se agradecen, pero más nos gustan los comentarios que nos estimulan la lectura y, no sólo, para las tertulias. En este caso nos propone un libro de éxito comercial garantizado por el Premio Planeta. Esta fatalidad, felicitamos a Jorge, nos impide librarnos de los prejuicios que implica pero sobretodo nos imposibilita definitivamente la sensación de descubrimiento que, en otras ocasiones, hemos disfrutado gracias a Lourdes.
       Aguzado el espíritu crítico por los millones que supone el premio afrontamos la lectura encontrándonos con una especie de reportaje de investigación sobre la trata de personas con fines de comercialización sexual y los flujos financieros que se desarrollan. En principio nos recuerda a Stieg Larsson y su trilogía sobre hombres que no quieren a las mujeres, más aún cuando descubrimos un personaje femenino víctima de esa explotación pero con una belleza, provoca que sea objetivo de las redes y aumenta su precio, fuerza e inteligencia excepcionales características algunas de las nuevas heroínas como Lisbeth Salander. Todo esto lo hace con un lenguaje periodístico propio del tema y de la investigación que realiza y que acredita al final en un apéndice bibliográfico. Esta descripción, nada de ficción, del cruento mundo de las mafias internacionales unidas a los brokers financieros pasamos de Rusia, Ucrania, Marbella, México...dándole el toque global que aparece en las novelas actuales. El carácter actual y periodístico hace que no sólo disfrutemos de una historia sino que tengamos la ilusión, nada vana, de informarnos de la evolución histórica de nuestro mundo en un presente inmediato.Pero no que da ahí la cosa sino que aparecen los azules: cuatro heterogéneos amigos cuarentones que se conocieron en el colegio y que ocupan distintos puestos y funciones en el Mexico actual pero siempre viviendo de forma acomodada. Las preocupaciones de estos cuatro azules no se diferencia mucho de sus tres sobrinos que se terminarán uniendo a la Milena recién llegada. Los tíos y sobrinos tiene historias previoas que parece que el autor publicó con el título de Los corruptores, tanto es así que se hace referencia a estas historias y los personajes sufren de secuelas físicas y psicológicas consecuencias de ese pasado.
       Los aspectos económicos y de descripción de los mercados de gentes y flujos migratorios son muy interesantes e ilustrativos, pero lo que me supuso de especial interés fueron los elementos propios de una ficción que se centraba en las relaciones interpersonales y entre distintas generaciones. Los personajes se ven forzados por la trama a reflexionar y actuar sobre dilemas de los que nos hacen partícipes. Hábilmente se cambian las perspectivas de la narración de forma que nos identifiquemos con las preocupaciones y motivaciones de personajes muy distintos, incluso contradictorios. Todo esto nos lleva a plantearnos problemas de gran calado como la justicia y la venganza, el uso de las tecnologías como arma por controlar, las agencias de seguridad, los estados disminuidos, los medios de comunicación y su poder... todos estos temas parecen quedar en segundo orden frente al sexo. El sexo como mercancía que hace que se degraden las personas hasta el punto de esclavizar destruyendo toda iniciativa o motivación. Las distintas motivaciones en torno al sexo vistas desde la perspectiva de la puta ilustrada que no sólo lee sino que también escribe, en primera persona desde distintas perspectivas lo que ellos desean, hacen y sus justificaciones que llegan al punto de ser completamente indulgentes consigo mismos a pesar de degradar y mercantilizar la humanidad de personas. Pero el sexo, incluso para los que lo han sufrido, ofrece una intensidad que en ocasiones se emparenta con la muerte, como en el caso de Milena y Vila-Rojas y sus únicos orgasmos tras asesinatos, también y sobretodo, y ahí está el mérito de la obra que nos hace disfrutar del cambio de perspectiva en la figura de Milena, fortalecedor de relaciones, impulso de amistad, fiesta y celebración de la vida.   






Babelia de El País nos presenta críticamente el premio Planeta de 2014:

El cuerpo de la corrupción

Investigación, crónica y violencia asfixiante se cuecen en las páginas de la novela ganadora del último Planeta. Zepeda maneja una prosa sin tersura, pero eficaz.



 25 NOV 2014 

Pista de baile del Club Dallas en Agullana / PERE DURÁN
Ya que no sirve como revelador de excelentes obras literarias (con la excepción que el lector quiera poner), el Premio Planeta sí suele reflejar y encauzar —cuando no despunta con alguna efigie de relumbrón mediático— ciertas temáticas dominantes, de manera que pueda presentar a sus seguidores un producto con credenciales que favorezcan su consumo. Pues de consumo se trata, y en no pocos lectores, por lo que se oye por ahí, del único consumo. En cualquier caso, una novela tan ricamente premiada, con una tirada de 200.000 ejemplares de salida, se diría blindada contra toda valoración crítica. No se trata de lamentar la inoperancia, pero acaso no esté de más señalar, de pasada, que un premio tan tonante ensordece los matices que no combinan bien con la semblanza.

Este año la fortuna editorial ha recaído en Milena o el fémur más bello del mundo, título casi de cartel de circo, pasen y vean, que celebra la belleza del personaje, pero no su desgracia, del periodista mexicanoJorge Zepeda Patterson (Mazatlán, Sinaloa, 1952), analista de la política mexicana que se adentró en la novela el año pasado con Los corruptores (Planeta). De esa novela deriva de algún modo la novela premiada, y a ella remiten las páginas donde se presentan a los personajes que conforman el grupo los Azules: Amelia, dirigente política; Tomás, periodista, y Jaime, especialista en seguridad. Esta asociación amistosa, con rémora sentimental y recelo entre ellos —se conocen desde la infancia—, propicia tres formas distintas, y complementarias, de intervenir sobre el tejido social, lo que permite ofrecer una panorámica muy diversa de la realidad política, aquí de la intervención de las mafias ucranianas que desde la Marbella de Gil y Gil extienden su influencia a la gobernación de México a través de una compleja red de prostitución.
La novela se abre con una fatalidad: la muerte, de un ataque al corazón, mientras hacía el amor, del dueño del diario El Mundo de México. La escena es digna de un comienzo de serie, pues la amante del magnate, la Milena del título, se ve obligada a huir por temor a las represalias de sus anteriores proxenetas de la mafia ucraniana, con la única protección de una libreta negra con información que compromete la política rusa en operaciones en territorios de Europa occidental. La libreta actúa como MacGuffin, ya que no se verifica el modo en que Milena consigue los datos de operaciones bancarias que vinculan a las mafias con Moscú, pero sirve para diseminar, a lo largo de la novela, una serie de retratos de prohombres, adictos a la prostitución, que justifican la patología que los lleva a abusar de una mujer. Son textos, presumiblemente escritos por Milena, que se oponen, por su pretensión literaria, al resto de la novela, toda ella escrita con una prosa explicativa, de escasa tensión narrativa, a pesar de las intrincadas persecuciones y la asfixiante violencia.
La novela sigue, fundamentalmente, la peripecia de humillación y complicidad criminal de la bella Milena, de origen croata, secuestrada a los 16 años, que durante 10 años ha sido obligada a ejercer la prostitución en las altas esferas, y cuya experiencia sirve de hilo sangriento de los métodos más expeditivos y crueles: "Matar toda esperanza en el alma sin destruir el cuerpo", como dirá uno de los mafiosos. Pero la narración se abre a un testimonio más complejo con la investigación simultánea de los Azules, lo que proporciona una visión contrastada, y a veces tan enmarañada como una novela de Le Carré, de las implicaciones de la ilegalidad con la oposición política mexicana, con la siempre amenazada ética periodística y "el combate a la podredumbre del sistema" desde una agencia de seguridad, asociada secretamente al Gobierno, que no duda en la práctica de procedimientos categóricos, semejantes a los de las bandas criminales.
Zepeda Patterson ha puesto en esta novela, sirviéndose de una prosa sin tersura pero eficaz, una investigación de la que ha ido dando cuenta en sus crónicas periodísticas. El resultado tiene la apariencia de un informe muy elaborado, donde la corrupción se muestra intrínseca al poder, y adscrita siniestramente a las clases millonarias. Algo que no sorprenderá al lector, aunque sí el grado de envilecimiento que pueden alcanzar sus víctimas.

"Zonas húmedas" de Charlotte Roche.

     Magnolia nos alegra la vida con esta sugerencia para la tertulia amiga. Tras devorar con la fruición que nace de la curiosidad por explorar intimidades como las debidas a las distintas apetencias sexuales, no se me abrió el apetito por vómitos, mocos, menstruos, mierdas...es más, creo que extirpó algún que otro deseo gastronómico lo que mi salud y figura agradecen. Si a esto añadimos cierta pavura por los ascensores podemos considerar que este libro es altamente recomendable desde la perspectiva de la salud física. Cierto es que ha aumentado mi cuidado en el afeitado, a pesar de disminuir su frecuencia, ya que si un descuido en el del ojete da lugar a esta historia, qué sería si se tratase de un labio, de la boca,  del pescuezo o nariz.
      Es de agradecer que Charlotte nos abra las puertas de la sexualidad de su protagonista, ya que, ante tanta perfección e higiene publicitaria y televisiva que se nos transmite, un ligero toque de coprofilia, puede sazonar nuestro aséptico menú sexual. Pero, lo que realmente más me ha sorprendido es el sentido que le otorga al relato como enconada búsqueda de la unión de sus padres. Todas las transgresiones y provocaciones no tienen ningún sentido, menos aún cuando se hacen públicas en forma de agresiones higiénicas, antihigiénicas,  salvo la búsqueda de un amor, más que de sexo, higiénico, en la figura de un bien limpito y profesional enfermero. Esta sorprendente atracción parece que quiere mostrarse como el reflejo de la pareja que no logra unir que es la de sus progenitores. Todas las manifestaciones de su sexualidad que nos provocan tanto asco parecen contribuir a un canto a la pareja que desea formar y al amor que tanto anhela en sus padres.
       Esta lectura me llevó a rememorar Plataforma, no tanto por las manifestaciones abiertamente pornográficas (me gustaría que esta palabra no tuviese ninguna connotación peyorativa) sino en la manera similar en cómo un retrato aparentemente desagradable de unos personajes culmina con una exaltación del amor de pareja de la forma más tradicional. Tradicional me refiero, no sólo por su consideración mono-hetero, sino por ser la carencia la fuerza motriz de las dos historias: la falta de su amada en el caso de Plataforma, y la separación de sus padres en el caso de la adolescente de Zonas húmedas. Carencia que parece más adecuada para otro tipo de relatos pero que quizás nos muestra que no sólo estos personajes la sufren sino que es una manifestación más del anhelo humano siempre insatisfecho.
        






El cultural de El Mundo nos presenta, 30 de agosto de 2011 la nueva novela de Charlotte, puede darnos pistas para una reinterpretación de sus Zonas húmedas. La traducción, publicada por Anagrama en el 2013, se tituló en español Furores íntimos.

LITERATURA | Presenta 'Oraciones del regazo'

El erotismo de Charlotte Roche

La escritora y actriz en un fotograma de la película 'El sabor del Edén'.
La escritora y actriz en un fotograma de la película 'El sabor del Edén'.
Una historia conyugal que oscila entre el erotismo abierto y un canto a la imagen conservadora de la familia, 'Schossgebete', ha vuelto a colocar a la escritora alemana Charlotte Roche entre los autores de mayor éxito en su país, donde su anterior novela llegó a ser calificada de"meramente pornográfica". Tras más de un millón de ejemplares vendidos de "Feuchtgebiete" (Zonas húmedas), su primer libro, este último, "Schossgebete", cuyo título se puede traducir como "Oraciones del regazo" e incluso "Oraciones uterinas", también arrasa y ya encabeza las listas de 'best seller'.
En las reseñas hay coincidencia en que en esta segunda novela se encuentra una Charlotte Roche mucho más compleja y profunda que lo que muchos habían imaginado y algunos han invitado incluso a echar una nueva mirada sobre "Zonas húmedas", a la luz de lectura de "Schossgebete".
En una primera descripción de la novela se puede decir que en ocasiones parece que se hubiera hecho a partir de una fusión de fragmentos del Kamasutra o de otros manuales eróticos con pasajes de libros de cocina, ensayos sobre la educación infantil y alegatos contra el feminismo.
La gran dama del feminismo alemán, Alice Schwarzer -que en la novela es vista como alguien que estuvo al borde de traumatizar la vida sexual de la protagonista- ya ha tenido ocasión de expresar su indignación.
La novela arranca con una descripción detallada y comentada de una felación que se extiende durante cinco páginas después de la cual la narradora cuenta es excesivamente pudorosa y que antes de hacer el amor controla que todas las puertas y las ventanas estén cerradas, pues tiene pánico a que los vecinos la oigan jadear.
La confesión por parte de la narradora de que es excesivamente pudorosa sorprende al lector que hasta ese momento ha asistido a un desenfreno sexual que inevitablemente hace recordar la primera novela de Charlotte Roche.
Sin embargo, al cabo de otras páginas de minuciosas explicaciones de como ella alcanza el orgasmo y hace alcanzarlo a su pareja, se termina por constatar que esa vida sexual es sólo parte de lo que la narradora considera un matrimonio ideal.
La desinhibición sexual, que la narradora muestra en la cama y de la que da cuenta extensamente, es el resultado de una liberación de estereotipos que le han sido impuestas por una educación feminista -su madre aparece casi como un doble de Alice Schwarzer.
La búsqueda del matrimonio perfecto, además, termina revelándose como el deseo de encontrar algo seguro en un mundo que se siente como amenazante. Detrás de ello hay un drama y un trauma: la muerte de tres hermanos de la narradora en un accidente de coche hace muchos años que, sin embargo, la sigue persiguiendo.
Elizabeth Kiel, ese es el nombre de la narradora protagonista, es una mujer llena de miedos y paranoias y sólo en la cama se libera completamente de ellos. El sexo le sirve para intentar construir un mundo sólido. Para mantener vivo el deseo -tanto el suyo como el de su marido- la narradora recurre incluso a visitas conjuntas a burdeles, que no son bien vistas por su terapeuta donde, dice, trata de limpiar su "psique asquerosa" en aras del futuro de su matrimonio y de su familia.
En el fondo -y Charlotte Roche lo ha dicho en varias entrevistas- lo que hay en el libro es un ajuste de cuentas con la generación del 68. Con el feminismo que, dice la narradora, el enseñó a ver a los hombres como enemigos, y contra las relaciones de familia inestables.
A partir de ahí, muchos han dado una mirada retrospectiva a "Zonas húmedas" que ahora es vista como un intento de recuperación de la naturalidad sexual contra los dogmas de ciertos sectores del feminismo que pretendían declarar las relaciones heterosexuales como una forma de dominación.


jueves, 11 de febrero de 2016

"La novela de mi vida" y "Aquello estaba deseando ocurrir" re-volvemos con Padura.



     Re-volvemos con Leonardo Padura. Se nos había quedado pendiente La no vela de mi vida pero la reciente película de Laurtent Canet Regreso a Ítaca nos invitó a su lectura para un mejor disftrute de la peli. Padura que ya fue coordinador de guiones de 7 días en La Habana y autor de uno de los días, también Canet escribió y dirigió otro, también será llevado al cine a través e su personaje Mario Conde.
Considerada por alguno, como Sánchez Dragó, la mejor de las novelas de Padura, nos presenta una esructura que recuerda a, la considerada por otros la mejor novela de Padura, Herejes. Dos momentos en el tiempo, en este caso ambos con sus antecedentes, uno muy ligado al presente o al pasado más próximo de Cuba, el denominado periodo especia, y una investigación, en este caso, no propiamente detectivesca sino intelectual, un presunto manuscrito del poeta Heredia que justifica el regreso de un exiliado marielito con cuentas pendientes sobre su presunta delación, lo que a su vez desencadena otra investigación de carácter afectiva y sentimental. La religión de la amistad, en este caso cimentada en actividades literarias, no en el preu como era el caso en las novelas de Mario Conde, se ve cuestionada por un supuesto apostata que se salvaría a cambio de una delación. La dureza de los hechos, con bajas no sólo afectivas, nos introducen en serias reflexiones sobre la culpa, justicia, futuro...y la peor de las traiciones que es la que se realiza a uno mismo a través de la desconfianza que se sustenta en la falta de confianza, de autoconfiamza.

        Esta lectura postergó, por un espeto cronológico no siempre guardado, la reseña del libro de relatos Aquello estaba deseando ocurrir. Relatos globales no sólo en lo geográfico; Madrid, Milan, Cuba...y de personajes ya que cubre un espectro enorme que va de niños a viejos, de escritores a artistas, funcionarios,...toda esta variedad parece tener en común una reflexión sentimental sobre el paso del tiempo y de las decisiones que implican la pérdida, o ganancia, de oportunidades y la incertidumbre que implican. Los relatos son autónomos y, en ocasiones, se relacionan, sin perder esa autonomía, en forma de cambio de perspectiva de uno a otro personaje. 






14ymedio.com nos reseña la película basada en parte de La novela de mi vida y guion de Padura y Canet. 



‘Regreso a Itaca’ refleja la fractura cubana

Laurent Cantet escenifica a "la generación que creó en el milagro de la revolución y luego se sintió traicionada por la historia"



Escena del filme "Retorno a Ítaca"
Escena del filme "Retorno a Ítaca"
El realizador francés Laurent Cantet admite que no será fácil tener que enfrentarse cara a cara con el público cubano, aunque tenga muchas ganas de conocer su reacción ante el filme Regreso a Ítaca, que se estrenará en La Habana dentro de tres semanas en el marco de la Semana del Cine Francés. "Hice esta película para que los cubanos la vieran", explica desde el preestreno del largometraje este lunes en la Casa de América de Madrid.
Pese a estar enteramente rodada en la Isla y con actores cubanos, la película con guion del mismo Cantet y del escritor Leonardo Padura aún no ha logrado que se proyecte en las salas del país. "Hubiéramos preferido un estreno comercial", cuenta el director de La Clase, Hacia el Sur y Recursos Humanos, "pero no lo hemos alcanzado". El público cubano tendrá que conformarse por ahora con tres pases en salas de 2.000 espectadores. "Nos llevamos una gran decepción cuando la película se excluyó de la programación del Festival de Cine de La Habana el pasado mes de diciembre", dice chapurreando algo de español, y confía en que su obra tenga una circulación más amplia entre los cubanos a través del paquete semanal.
En Regreso a Ítaca no se habla de historia, sino de historias, en plural. Los cinco amigos reunidos en una azotea enfrente del Malecón para celebrar el regreso a La Habana de uno de ellos tras 16 años de exilio en España se encaran con decepciones, frustraciones, miedo, sueños rotos y una ideología que se ha convertido en un recuerdo borroso y lejano. Aunque el realizador critique algunos aspectos claves de la revolución, su objetivo era ir más allá de los confines de la Isla. "Quería confrontar el mito que teníamos también en Europa con la realidad vivida por los cubanos y hablar de la caída de los ideales en general, algo que también ha pasado en otras latitudes", insiste.
Una mirada sobre el Período Especial, ese momento de los años noventa en el que el sueño de muchos se desmoronó
A través de sus historias personales, los cinco protagonistas, interpretados por Isabel Santos, Jorge Perugorría, Fernando Hechevarría, Néstor Jiménez y Pedro Julio Díaz Ferrán, ponen de manifiesto la ruptura que existe en la sociedad cubana, la fractura entre tener miedo y superarlo, irse o quedarse, creer o no, que ha caracterizado esa generación crecida al compás de la revolución. "El distanciamiento entre generaciones constituye un verdadero problema para Cuba en estos momentos", según Cantet. "Hasta las motivaciones que empujan los jóvenes al exilio ya no son las mismas que las de sus antecesores, ahora estamos delante de una migración más bien económica y vinculada con la ilusión de que todo es mejor en el extranjero".
La película, grabada en apenas 17 días, ha cosechado numerosos premios internacionales, como el de la sección paralela Venice Days Jornadas de los Autores en la 71 edición del Festival de Cine de Venecia o el Premio Abrazo, principal galardón del 23º Festival de Biarritz. Cantet, que ya se había curtido en la Isla con el corto La Fuentedentro de Siete días en La Habana, anunció este mismo lunes haber ganado el Premio de la 43ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca.
La velada narrada en Regreso a Ítaca condensa entre el atardecer y el amanecer una mirada oblicua sobre distintas épocas de la historia de Cuba, con especial atención hacia el Período Especial, ese momento de los años noventa en el que el sueño de muchos se desmoronó. "La película quiere reconstruir las vicisitudes del país a través del ánimo de los protagonistas", destaca Cantet. "Quería que fuera claro el contraste entre la evocación de una juventud alegre en los años setenta y el amargo presente de esta generación perdida que llegó a creer ciegamente en el milagro de la revolución y que luego se sintió traicionada por la historia".
Cantet confina la acción a las cuatro esquinas de la azotea sin renunciar a mostrar pequeñas escenas de la vida cotidiana en la Isla, como una riña conyugal o la matanza de un cerdo. "Cuba está tremendamente viva y para mi es importante mostrar esta promiscuidad de colores y sonidos, pero no quise centrarme en una mirada turística exclusivamente cargada de tópicos sobre La Habana", agrega.
El guión de Regreso a Ítaca se basa en La novela de mi vida, de Leonardo Padura. Comenzó como idea para un corto de apenas 15 minutos y acabó desarrollándose como un largometraje. "Nos dimos cuenta muy temprano de que un cuarto de hora no iba a ser suficiente. Fue todo un reto, porque al principio no estaba claro de dónde hubiéramos podido obtener los fondos. Los actores no tuvieron ganas ni necesidad de modificar los diálogos que Padura había escrito", recuerda Cantet. "Era lo que sentían, reconocían en aquellas palabras su generación".