miércoles, 17 de febrero de 2016

"Zonas húmedas" de Charlotte Roche.

     Magnolia nos alegra la vida con esta sugerencia para la tertulia amiga. Tras devorar con la fruición que nace de la curiosidad por explorar intimidades como las debidas a las distintas apetencias sexuales, no se me abrió el apetito por vómitos, mocos, menstruos, mierdas...es más, creo que extirpó algún que otro deseo gastronómico lo que mi salud y figura agradecen. Si a esto añadimos cierta pavura por los ascensores podemos considerar que este libro es altamente recomendable desde la perspectiva de la salud física. Cierto es que ha aumentado mi cuidado en el afeitado, a pesar de disminuir su frecuencia, ya que si un descuido en el del ojete da lugar a esta historia, qué sería si se tratase de un labio, de la boca,  del pescuezo o nariz.
      Es de agradecer que Charlotte nos abra las puertas de la sexualidad de su protagonista, ya que, ante tanta perfección e higiene publicitaria y televisiva que se nos transmite, un ligero toque de coprofilia, puede sazonar nuestro aséptico menú sexual. Pero, lo que realmente más me ha sorprendido es el sentido que le otorga al relato como enconada búsqueda de la unión de sus padres. Todas las transgresiones y provocaciones no tienen ningún sentido, menos aún cuando se hacen públicas en forma de agresiones higiénicas, antihigiénicas,  salvo la búsqueda de un amor, más que de sexo, higiénico, en la figura de un bien limpito y profesional enfermero. Esta sorprendente atracción parece que quiere mostrarse como el reflejo de la pareja que no logra unir que es la de sus progenitores. Todas las manifestaciones de su sexualidad que nos provocan tanto asco parecen contribuir a un canto a la pareja que desea formar y al amor que tanto anhela en sus padres.
       Esta lectura me llevó a rememorar Plataforma, no tanto por las manifestaciones abiertamente pornográficas (me gustaría que esta palabra no tuviese ninguna connotación peyorativa) sino en la manera similar en cómo un retrato aparentemente desagradable de unos personajes culmina con una exaltación del amor de pareja de la forma más tradicional. Tradicional me refiero, no sólo por su consideración mono-hetero, sino por ser la carencia la fuerza motriz de las dos historias: la falta de su amada en el caso de Plataforma, y la separación de sus padres en el caso de la adolescente de Zonas húmedas. Carencia que parece más adecuada para otro tipo de relatos pero que quizás nos muestra que no sólo estos personajes la sufren sino que es una manifestación más del anhelo humano siempre insatisfecho.
        






El cultural de El Mundo nos presenta, 30 de agosto de 2011 la nueva novela de Charlotte, puede darnos pistas para una reinterpretación de sus Zonas húmedas. La traducción, publicada por Anagrama en el 2013, se tituló en español Furores íntimos.

LITERATURA | Presenta 'Oraciones del regazo'

El erotismo de Charlotte Roche

La escritora y actriz en un fotograma de la película 'El sabor del Edén'.
La escritora y actriz en un fotograma de la película 'El sabor del Edén'.
Una historia conyugal que oscila entre el erotismo abierto y un canto a la imagen conservadora de la familia, 'Schossgebete', ha vuelto a colocar a la escritora alemana Charlotte Roche entre los autores de mayor éxito en su país, donde su anterior novela llegó a ser calificada de"meramente pornográfica". Tras más de un millón de ejemplares vendidos de "Feuchtgebiete" (Zonas húmedas), su primer libro, este último, "Schossgebete", cuyo título se puede traducir como "Oraciones del regazo" e incluso "Oraciones uterinas", también arrasa y ya encabeza las listas de 'best seller'.
En las reseñas hay coincidencia en que en esta segunda novela se encuentra una Charlotte Roche mucho más compleja y profunda que lo que muchos habían imaginado y algunos han invitado incluso a echar una nueva mirada sobre "Zonas húmedas", a la luz de lectura de "Schossgebete".
En una primera descripción de la novela se puede decir que en ocasiones parece que se hubiera hecho a partir de una fusión de fragmentos del Kamasutra o de otros manuales eróticos con pasajes de libros de cocina, ensayos sobre la educación infantil y alegatos contra el feminismo.
La gran dama del feminismo alemán, Alice Schwarzer -que en la novela es vista como alguien que estuvo al borde de traumatizar la vida sexual de la protagonista- ya ha tenido ocasión de expresar su indignación.
La novela arranca con una descripción detallada y comentada de una felación que se extiende durante cinco páginas después de la cual la narradora cuenta es excesivamente pudorosa y que antes de hacer el amor controla que todas las puertas y las ventanas estén cerradas, pues tiene pánico a que los vecinos la oigan jadear.
La confesión por parte de la narradora de que es excesivamente pudorosa sorprende al lector que hasta ese momento ha asistido a un desenfreno sexual que inevitablemente hace recordar la primera novela de Charlotte Roche.
Sin embargo, al cabo de otras páginas de minuciosas explicaciones de como ella alcanza el orgasmo y hace alcanzarlo a su pareja, se termina por constatar que esa vida sexual es sólo parte de lo que la narradora considera un matrimonio ideal.
La desinhibición sexual, que la narradora muestra en la cama y de la que da cuenta extensamente, es el resultado de una liberación de estereotipos que le han sido impuestas por una educación feminista -su madre aparece casi como un doble de Alice Schwarzer.
La búsqueda del matrimonio perfecto, además, termina revelándose como el deseo de encontrar algo seguro en un mundo que se siente como amenazante. Detrás de ello hay un drama y un trauma: la muerte de tres hermanos de la narradora en un accidente de coche hace muchos años que, sin embargo, la sigue persiguiendo.
Elizabeth Kiel, ese es el nombre de la narradora protagonista, es una mujer llena de miedos y paranoias y sólo en la cama se libera completamente de ellos. El sexo le sirve para intentar construir un mundo sólido. Para mantener vivo el deseo -tanto el suyo como el de su marido- la narradora recurre incluso a visitas conjuntas a burdeles, que no son bien vistas por su terapeuta donde, dice, trata de limpiar su "psique asquerosa" en aras del futuro de su matrimonio y de su familia.
En el fondo -y Charlotte Roche lo ha dicho en varias entrevistas- lo que hay en el libro es un ajuste de cuentas con la generación del 68. Con el feminismo que, dice la narradora, el enseñó a ver a los hombres como enemigos, y contra las relaciones de familia inestables.
A partir de ahí, muchos han dado una mirada retrospectiva a "Zonas húmedas" que ahora es vista como un intento de recuperación de la naturalidad sexual contra los dogmas de ciertos sectores del feminismo que pretendían declarar las relaciones heterosexuales como una forma de dominación.


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