miércoles, 17 de febrero de 2016

"Milena o el fémur más bello del mundo" Jorge Zepeda Patterson.


      Lourdes nos nutre de sugerencias que se agradecen, pero más nos gustan los comentarios que nos estimulan la lectura y, no sólo, para las tertulias. En este caso nos propone un libro de éxito comercial garantizado por el Premio Planeta. Esta fatalidad, felicitamos a Jorge, nos impide librarnos de los prejuicios que implica pero sobretodo nos imposibilita definitivamente la sensación de descubrimiento que, en otras ocasiones, hemos disfrutado gracias a Lourdes.
       Aguzado el espíritu crítico por los millones que supone el premio afrontamos la lectura encontrándonos con una especie de reportaje de investigación sobre la trata de personas con fines de comercialización sexual y los flujos financieros que se desarrollan. En principio nos recuerda a Stieg Larsson y su trilogía sobre hombres que no quieren a las mujeres, más aún cuando descubrimos un personaje femenino víctima de esa explotación pero con una belleza, provoca que sea objetivo de las redes y aumenta su precio, fuerza e inteligencia excepcionales características algunas de las nuevas heroínas como Lisbeth Salander. Todo esto lo hace con un lenguaje periodístico propio del tema y de la investigación que realiza y que acredita al final en un apéndice bibliográfico. Esta descripción, nada de ficción, del cruento mundo de las mafias internacionales unidas a los brokers financieros pasamos de Rusia, Ucrania, Marbella, México...dándole el toque global que aparece en las novelas actuales. El carácter actual y periodístico hace que no sólo disfrutemos de una historia sino que tengamos la ilusión, nada vana, de informarnos de la evolución histórica de nuestro mundo en un presente inmediato.Pero no que da ahí la cosa sino que aparecen los azules: cuatro heterogéneos amigos cuarentones que se conocieron en el colegio y que ocupan distintos puestos y funciones en el Mexico actual pero siempre viviendo de forma acomodada. Las preocupaciones de estos cuatro azules no se diferencia mucho de sus tres sobrinos que se terminarán uniendo a la Milena recién llegada. Los tíos y sobrinos tiene historias previoas que parece que el autor publicó con el título de Los corruptores, tanto es así que se hace referencia a estas historias y los personajes sufren de secuelas físicas y psicológicas consecuencias de ese pasado.
       Los aspectos económicos y de descripción de los mercados de gentes y flujos migratorios son muy interesantes e ilustrativos, pero lo que me supuso de especial interés fueron los elementos propios de una ficción que se centraba en las relaciones interpersonales y entre distintas generaciones. Los personajes se ven forzados por la trama a reflexionar y actuar sobre dilemas de los que nos hacen partícipes. Hábilmente se cambian las perspectivas de la narración de forma que nos identifiquemos con las preocupaciones y motivaciones de personajes muy distintos, incluso contradictorios. Todo esto nos lleva a plantearnos problemas de gran calado como la justicia y la venganza, el uso de las tecnologías como arma por controlar, las agencias de seguridad, los estados disminuidos, los medios de comunicación y su poder... todos estos temas parecen quedar en segundo orden frente al sexo. El sexo como mercancía que hace que se degraden las personas hasta el punto de esclavizar destruyendo toda iniciativa o motivación. Las distintas motivaciones en torno al sexo vistas desde la perspectiva de la puta ilustrada que no sólo lee sino que también escribe, en primera persona desde distintas perspectivas lo que ellos desean, hacen y sus justificaciones que llegan al punto de ser completamente indulgentes consigo mismos a pesar de degradar y mercantilizar la humanidad de personas. Pero el sexo, incluso para los que lo han sufrido, ofrece una intensidad que en ocasiones se emparenta con la muerte, como en el caso de Milena y Vila-Rojas y sus únicos orgasmos tras asesinatos, también y sobretodo, y ahí está el mérito de la obra que nos hace disfrutar del cambio de perspectiva en la figura de Milena, fortalecedor de relaciones, impulso de amistad, fiesta y celebración de la vida.   






Babelia de El País nos presenta críticamente el premio Planeta de 2014:

El cuerpo de la corrupción

Investigación, crónica y violencia asfixiante se cuecen en las páginas de la novela ganadora del último Planeta. Zepeda maneja una prosa sin tersura, pero eficaz.



 25 NOV 2014 

Pista de baile del Club Dallas en Agullana / PERE DURÁN
Ya que no sirve como revelador de excelentes obras literarias (con la excepción que el lector quiera poner), el Premio Planeta sí suele reflejar y encauzar —cuando no despunta con alguna efigie de relumbrón mediático— ciertas temáticas dominantes, de manera que pueda presentar a sus seguidores un producto con credenciales que favorezcan su consumo. Pues de consumo se trata, y en no pocos lectores, por lo que se oye por ahí, del único consumo. En cualquier caso, una novela tan ricamente premiada, con una tirada de 200.000 ejemplares de salida, se diría blindada contra toda valoración crítica. No se trata de lamentar la inoperancia, pero acaso no esté de más señalar, de pasada, que un premio tan tonante ensordece los matices que no combinan bien con la semblanza.

Este año la fortuna editorial ha recaído en Milena o el fémur más bello del mundo, título casi de cartel de circo, pasen y vean, que celebra la belleza del personaje, pero no su desgracia, del periodista mexicanoJorge Zepeda Patterson (Mazatlán, Sinaloa, 1952), analista de la política mexicana que se adentró en la novela el año pasado con Los corruptores (Planeta). De esa novela deriva de algún modo la novela premiada, y a ella remiten las páginas donde se presentan a los personajes que conforman el grupo los Azules: Amelia, dirigente política; Tomás, periodista, y Jaime, especialista en seguridad. Esta asociación amistosa, con rémora sentimental y recelo entre ellos —se conocen desde la infancia—, propicia tres formas distintas, y complementarias, de intervenir sobre el tejido social, lo que permite ofrecer una panorámica muy diversa de la realidad política, aquí de la intervención de las mafias ucranianas que desde la Marbella de Gil y Gil extienden su influencia a la gobernación de México a través de una compleja red de prostitución.
La novela se abre con una fatalidad: la muerte, de un ataque al corazón, mientras hacía el amor, del dueño del diario El Mundo de México. La escena es digna de un comienzo de serie, pues la amante del magnate, la Milena del título, se ve obligada a huir por temor a las represalias de sus anteriores proxenetas de la mafia ucraniana, con la única protección de una libreta negra con información que compromete la política rusa en operaciones en territorios de Europa occidental. La libreta actúa como MacGuffin, ya que no se verifica el modo en que Milena consigue los datos de operaciones bancarias que vinculan a las mafias con Moscú, pero sirve para diseminar, a lo largo de la novela, una serie de retratos de prohombres, adictos a la prostitución, que justifican la patología que los lleva a abusar de una mujer. Son textos, presumiblemente escritos por Milena, que se oponen, por su pretensión literaria, al resto de la novela, toda ella escrita con una prosa explicativa, de escasa tensión narrativa, a pesar de las intrincadas persecuciones y la asfixiante violencia.
La novela sigue, fundamentalmente, la peripecia de humillación y complicidad criminal de la bella Milena, de origen croata, secuestrada a los 16 años, que durante 10 años ha sido obligada a ejercer la prostitución en las altas esferas, y cuya experiencia sirve de hilo sangriento de los métodos más expeditivos y crueles: "Matar toda esperanza en el alma sin destruir el cuerpo", como dirá uno de los mafiosos. Pero la narración se abre a un testimonio más complejo con la investigación simultánea de los Azules, lo que proporciona una visión contrastada, y a veces tan enmarañada como una novela de Le Carré, de las implicaciones de la ilegalidad con la oposición política mexicana, con la siempre amenazada ética periodística y "el combate a la podredumbre del sistema" desde una agencia de seguridad, asociada secretamente al Gobierno, que no duda en la práctica de procedimientos categóricos, semejantes a los de las bandas criminales.
Zepeda Patterson ha puesto en esta novela, sirviéndose de una prosa sin tersura pero eficaz, una investigación de la que ha ido dando cuenta en sus crónicas periodísticas. El resultado tiene la apariencia de un informe muy elaborado, donde la corrupción se muestra intrínseca al poder, y adscrita siniestramente a las clases millonarias. Algo que no sorprenderá al lector, aunque sí el grado de envilecimiento que pueden alcanzar sus víctimas.

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