viernes, 3 de agosto de 2012

"El club de los emperadores" (The Emperor's Club)...



decine21.com



William Hundert, un profesor, ya maduro, ha sido convocado en un lujoso hotel para una reunión de antiguos alumnos suyos. Los recuerdos se agolpan en su memoria. Aquel curso del 72, en la prestigiosa escuela de St. Benedict… Un año más, logra apasionar a sus alumnos con la enseñanza de la historia de Roma. Sabe usar recursos pedagógicos para alimentar la curiosidad natural de los adolescentes: como el de hacer leer la inscripción que preside el fondo de la clase, que narra los hechos guerreros de un rey del que, en la actualidad, nadie recuerda siquiera el nombre. Puede empeñarse uno en ganar el mundo entero, pero para que las realizaciones perduren, hay que hacer algo más, salir del cascarón del propio egoísmo…

Hundert lo tiene claro: no sólo enseña una asignatura; ante él hay personas, jóvenes, con toda una vida por delante, que en el futuro ocuparán posiciones importantes en la sociedad. Y tiene que moldear su carácter, ayudarles a forjar su personalidad. Pero ese curso se va a encontrar con un alumno problemático, que llega con el curso ya empezado. Se trata de Sedgewick Bell, hijo de un senador. Un chaval muy listo, pero que va a lo suyo, y sometido a una enorme presión por parte de su padre, quien no se ocupa mucho de él, pero que sí desea su triunfo social.


Una película rica y sugerente, muy atractiva para los que se dedican a la enseñanza. Muestra con aires de fábula a un personaje, muy bien encarnado por Kevin Kline, con innegable vocación para la enseñanza. Pero que también tiene sus debilidades. ¿Quién no pecaría en un momento dado de injusto, al observar que su pupilo díscolo por fin empieza a tomarse interés por las cosas? Y a pesar de todo, su sentido de la justicia emerge cuando se rompen las reglas del juego. Ocurre en las emocionantes escenas del concurso de los emperadores.


Michael Hoffman (Escándalo en el plató, Un día inolvidable) maneja bien el guión de Neil Tolkin, adaptación de un relato breve de Ethan Canin, "El ladrón de palacio". Quizá se echa en falta ver a los alumnos estudiando alguna cosa distinta de la historia de Roma (¿no se imparte allí ninguna otra asignatura?), el director esté un pelín desdibujado, y la historia de amor del profesor parezca demasiado leve; pero el conjunto del film funciona, un canto a la labor de la enseñanza (no siempre reconocida), donde se recuerda que hay dos tipos de éxito en la vida, de muy distinta naturaleza. Y sólo el que te deja en paz contigo mismo y con los demás, merece la pena.

Educación en las humanidades:



En la era de internet y los videojuegos, ¿es posible despertar en un chaval el interés por la historia de la antigua Roma? He ahí el dilema. Y la respuesta es, en realidad, sencilla. Dando por supuesto el conocimiento del profesor de esa materia, hay que decir que depende de la pasión que ponga a la hora de dar sus clases. César, Bruto, Claudio, Vespasiano… No son nombres de personajes muertos, que duermen para siempre en los libros de historia. Con sus realizaciones, y sus intentos de cambiar el destino de Roma, hablan también al hombre del siglo XXI. Los dilemas y oscuridades de entonces, no son tan diferentes a los de ahora. El film nos recuerda que quien desconoce su pasado, está condenado a repetir los errores de antaño.



Como enseña Sócrates, uno de los personajes más citados del film (un célebre cuadro suyo, pintado por Jacques-Louis David, preside la clase), “no se trata de vivir, sino de vivir justamente”.


Preguntas y respuestas:


El concurso de los emperadores. Quien lo gana, es coronado con los laureles de Julio César. Se trata de una prueba con la que Hundert estimula a sus alumnos a aplicarse en el estudio. Ideas como ésta, o la de ponerse la clásica toga romana, ayudan a los chicos a ilusionarse con aprender lo que fue el núcleo de la civilización occidental. En el concurso, el profesor Hundert hace varias pruebas escritas hasta seleccionar tres finalistas. Entonces, ante todo el colegio, son sometidos a una ronda oral de preguntas, de donde debe salir el ganador. Tan apasionante es la prueba que, treinta años después, en la reunión de ex alumnos, habrá otro concurso, donde saldrá a flote cómo ha evolucionado el carácter de los que en otro tiempo fueran adolescentes.


De club a club:



Es inevitable comparar esta cinta con El club de los poetas muertos. Kevin Kline logra una composición de profesor carismático tan eficaz como la de Robin Williams en el recordado papel de John Keating. Ambos “profes” tienen algo en común. No les basta con dar a los chicos su asignatura, también les preparan para la vida, ayudándoles a forjar el carácter.



Vídeo: El Club de Los Emperadores (The Emperor's Club) en Español.



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