jueves, 28 de enero de 2010

Señor Pip







"El señor Pip", Lloyd Jones.




El neozelandés Lloyd Jones (Lower Hutt, 1955) escribió siete novelas y un libro de relatos que apenas tuvieron repercusión en su país hasta que el éxito de "El señor Pip", publicada en el 2006, le ayudó a cruzar fronteras.

lecturalia.


Sinopsis:

Hacia 1991, durante los primeros compases de la guerra civil que asoló la remota isla de Bougainville, la joven Matilda y su madre viven solas ante la ausencia del padre, que debió emigrar tras perder su trabajo en las minas de cobre. Entre quienes se quedaron en la isla está el señor Watts, un excéntrico hombre blanco que un buen día decide reabrir las puertas de la escuela y ejercer de maestro.

Su método es combinar la lectura en voz alta de capítulos de "Grandes esperanzas", su novela favorita de Charles Dickens, con la intervención de las gentes del pueblo que quieran compartir consejos prácticos acerca de cómo sobrevivir en su entorno. De esta forma, el improvisado maestro logra atrapar el interés de sus jóvenes alumnos, cautivados por las aventuras y desventuras de Pip, el joven huérfano protagonista de la novela de Dickens.

Para Matilda, Pip es tan real como su madre, alguien que además de ofrecerle orie
ntación y consuelo se convierte en la amistad más fecunda e importante de su vida. Sin embargo, en un país en guerra, el poder de la imaginación puede ser visto como una provocación peligrosa.

Con la publicación de "El señor Pip", Lloyd Jones se convirtió en uno de los escritores más célebres de Nueva Zelanda, y merced al boca a oreja, el libro se encumbró hasta el primer lugar de las listas de éxitos de su país y Australia.

Ganadora del "Premio de la Commonwealth" e inesperada finalista del "Premio Man Booker", la novela es una emocionante fábula sobre la relación entre la literatura y la vida y uno de los textos más originales y con mayor repercusión internacional de los últimos años.

Vídeo: Author Lloyd Jones on "Mister Pip".





Vídeo:Papua New Guinea scenes (Music by Chris Daughtry).










El viernes 29 de enero del 2010 con sorprendente puntualidad nos reunimos en el restaurante Alhambra de comida libanesa, estupenda, variada y a 20 euros por cabeza. El plato estrella es el cordero pero para mi gusto con demasiada canela compensada con la crema de garbanzos, berenjenas y yogourt, además de las ensaladas de perejil y otra con crujientes con su pan pita y varios platos más.
La animada conversación se bifurcó en dos por la configuración de la mesa, lo que no restó interés, incluso lo duplicó. Se habló del libro, pero , en mi opinión como a fogonazos, pero bueno, ahí van algunos de esos estallidos:
Carmen Rosa: Se lee bien, fácil, impactante la violencia final en contraste con la tranquilidad y bucólico del comienzo.
Cristy: Le encanta el final y la capacidad del libro de sacarla de la realidad y transportarla a contextos muy distintos.
Conchy: No le llama la atención por lento y vacío. Sigue buscándole algo que no llegó a encontrar.
Maive: La lentitud es un reflejo de la vida isleña. Le gustó como se enriquecían los distintos elementos.
Mercedes: Defendió la obra destacando el buen reflejo de las distintas vivencias, el torbellino de ideas variadas, la rigidez de las ideas en contraste con el medio rico, flexible y plural que la lleno de satisfacción especialmente con un final totalmente lógico y apoteósico.
María José: Le gustó. Entiende la diferencia entre la lentitud del comienzo y lo trepidante del final.
Amparo: Inicio desconcertante que hace que el lector requiera un periodo para ubicarse. Le parece interesante como se construye el significado de términos absolutamente nuevos y descontextualizados.
Domingo: Arritmia y desconcierto ante la diferencias entre el principio lento para ambientar al lector y el final tormentoso y apabullante. Me parece que a pesar de no dejar demasiado poso nos amplia la realidad y nos valora las distintas literaturas, no sólo la británica sino las orales del lugar.
Ángeles: Le resultó fácil de leer y un sentido homenaje a la literatura y a como nos sirve de instrumento para abrirnos a otros mundos.
Ana: Le enganchó la anécdota y distingue tres momentos: un comienzo lento, un segundo momento de la anécdota y el final precipitado. Destaca el tono poético pero le resulta extraño la instrucción como plana y simple de unos personajes como de Rousseau. Es la única que leyó de primera mano Grandes esperanzas y disfrutó del homenaje a la literatura como toma de conciencia y liberación de las circunstancias opresoras y de la esclavitud de la ignorancia.
Después de unos vinos y licores nos fuimos con ganas de más. Tanto es así que propusimos libro, fecha y lugar sin ningún problema.

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