viernes, 26 de febrero de 2010

"El cielo es azul, la tierra blanca", de Hiromi Kawakami...



RECUERDA... Hoy, 27 de febrero tertulia.
lecturalia.

La protagonista de "El cielo es azul, la tierra blanca" tiene 38 años y lleva una vida solitaria y falta de amor, hasta que un día encuentra en una taberna a su antiguo profesor de japonés, que tiene entonces 70 años. Entre ambos se establece un pacto tácito para compartir la soledad. Con una prosa sensual y despojada, Kawakami nos cuenta una historia de amor muy especial: el acercamiento sutil de dos amantes, con toda su íntima belleza, ternura y profundidad. En su novela Kawakami derriba las barreras del tiempo (el cual retrocede, se mezcla y se superpone con otros momentos temporales) y las que separan a los diferentes seres.

Pero... ¿qué sabemos de Hiromi Kawakami?

Hiromi Kawakami (Tokio, 1958) estudió Ciencias naturales y fue profesora de Biología hasta que en 1994 apareció su primera novela. Sus libros han recibido los más reputados premios literarios, que la han convertido en una de las escritoras japonesas más leídas. La novela que ahora presentamos, su primer libro traducido al español, recibió el Premio Tanizaki y fue llevada al cine con gran éxito.

Nos vamos de comentario:

Tras los carnavales nos reunimos. Con un viento a rachas y una lluvia imprevisible nos costó juntarnos, pero lo logramos y el restaurante Maguro acogió nuestro apetito y carteras, 44 euros por comensal. Comimos mucho y bien, pero echo de menos alguna información adicional sobre los platos, formas de cocción y manera de comerlos. Bebimos, no sabemos bien cuánto, pero bebimos según la contabilidad del local unas 8 botellas de buen vino, varias cervezas japonesas muy buenas y saque que al no saber las medidas no podemos decir si fue mucho, poco ni si esas cantidades fueron adecuadas o no.

12 personas con ganas de hablar y animados por el beber rompieron el tradicional silencio del Maguro y explotaron en opiniones diversas y encontradas. Lo que para unos era un muerto de solemnidad en el que los sentimientos no se sabían de dónde salían ni a dónde iban, para otros era una sublimación de lo cotidiano y las anécdotas de la vida que hacen posible vivirla...y contarla. Para algunos las descripciones de la comida..y bebida no sólo eran excesivas sino innecesarias y no contribuían al desarrollo de la acción pero para otros daba continuidad y abría el apetito por la historia, esca pero intensa. Nos dimos cuenta de la importancia de la maleta del profesor, incluso el título original es así, y de cómo los miedos, deseos y sentimientos humanos nos resultan difíciles de comunicar, más en un entorno con unas costumbres tan distintas de las nuestra. Y a pesar de todo el tiempo pasa, las estaciones pasan y los recuerdos le van ganando la partida a los proyectos.

Con un poco de alegría etílica en el cuerpo nos despedimos hasta el día 16 de abril en Arafo leyéndonos "Saber perder" de David Trueba.

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