ABC.es (19/11/2009).
Manuel de la Fuente.
Al principio, no le di mucha importancia. Son cosas que pasan. Pero cuando la maquinilla de afeitar galopaba por mi gaznate y no vi este desecho de cara que Dios me ha dado reflejado en el espejo, comencé a sospechar. Luego, cuando iba a echar los ajos a la sopa de ídem, me entró como un tembleque, un alifafe, una alferecía, que tuve que echar mano de la cruz que llevo al cuello, y ya fue el acabóse, me vi morir, y poco faltó si no llega a ser por un zumo de tomate que me eché al coleto. En fin, salí volando por la ventana como alma que lleva el diablo, y recordé que me había leído hacía apenas unas horas, con premeditación, nocturnidad (evidentemente) y alevosía «Drácula, el no muerto» (Roca Editorial), una transfusión de literatura trepidante escrita a cuatro manos (¿a cuatro alas?) por Dacre Stoker (bisnieto de Bram, el autor del «Drácula» original, allá por 1897) y del historiador Ian Holt, especialista en vampiros (ya son ganas) y otros habitantes de la noche.
Algunos indicios que parecen bien fundados apuntan en la dirección de que Bram Stoker pensaba ya en una secuela. Dejó docenas de folios con anotaciones y, sobre todo, no mató a su personaje según los cánones. Murió de una puñalada sin que mediara la pertinente estaca de madera. A partir de esas notas (algunas reproducidas en el libro) Dacre Stoker y Ian Holt han vuelto a la vida a los personajes en 1912, 25 años después de que Drácula se convirtiera en polvo transilvano, y han resucitado la obra del bisabuelo de Dacre con el título de «Drácula, el no muerto», frase esta ultima que el propio creador de Drácula barajó para su inmortal novela.
Toquemos madera porque su epitafio también pone algún que otro pelo de punta. «Bram Stoker. Murió por agotamiento». En España, «Drácula, el no muerto» ya va por la segunda edición, vamos que a la vuelta de la esquina cualquiera puede hincarte el diente.
Entre el expresionista y sobrio «Drácula» de Bela Lugosi y Tod Browning (1931), y el chorreante de Coppola (1992) median, además de años (y unos crepúsculos), estéticas y éticas bien diferentes, aunque las dos le gustan a Stoker. Menos mal que de nuevo anochece, esto de la luz no hay quien lo aguante.
Vídeo: Dacre Stoker, sobrino biznieto de Bram Stoker, el autor del clásico Drácula, nos presenta en 50 segundos la novela "Drácula, el no muerto", secuela del clásico y referente universal del mundo vampírico.
Vídeo: "Drácula, el no muerto" de Dracre Stoker y Ian Holt.
Manuel de la Fuente.
Al principio, no le di mucha importancia. Son cosas que pasan. Pero cuando la maquinilla de afeitar galopaba por mi gaznate y no vi este desecho de cara que Dios me ha dado reflejado en el espejo, comencé a sospechar. Luego, cuando iba a echar los ajos a la sopa de ídem, me entró como un tembleque, un alifafe, una alferecía, que tuve que echar mano de la cruz que llevo al cuello, y ya fue el acabóse, me vi morir, y poco faltó si no llega a ser por un zumo de tomate que me eché al coleto. En fin, salí volando por la ventana como alma que lleva el diablo, y recordé que me había leído hacía apenas unas horas, con premeditación, nocturnidad (evidentemente) y alevosía «Drácula, el no muerto» (Roca Editorial), una transfusión de literatura trepidante escrita a cuatro manos (¿a cuatro alas?) por Dacre Stoker (bisnieto de Bram, el autor del «Drácula» original, allá por 1897) y del historiador Ian Holt, especialista en vampiros (ya son ganas) y otros habitantes de la noche.
Algunos indicios que parecen bien fundados apuntan en la dirección de que Bram Stoker pensaba ya en una secuela. Dejó docenas de folios con anotaciones y, sobre todo, no mató a su personaje según los cánones. Murió de una puñalada sin que mediara la pertinente estaca de madera. A partir de esas notas (algunas reproducidas en el libro) Dacre Stoker y Ian Holt han vuelto a la vida a los personajes en 1912, 25 años después de que Drácula se convirtiera en polvo transilvano, y han resucitado la obra del bisabuelo de Dacre con el título de «Drácula, el no muerto», frase esta ultima que el propio creador de Drácula barajó para su inmortal novela.
Toquemos madera porque su epitafio también pone algún que otro pelo de punta. «Bram Stoker. Murió por agotamiento». En España, «Drácula, el no muerto» ya va por la segunda edición, vamos que a la vuelta de la esquina cualquiera puede hincarte el diente.
Entre el expresionista y sobrio «Drácula» de Bela Lugosi y Tod Browning (1931), y el chorreante de Coppola (1992) median, además de años (y unos crepúsculos), estéticas y éticas bien diferentes, aunque las dos le gustan a Stoker. Menos mal que de nuevo anochece, esto de la luz no hay quien lo aguante.
Vídeo: Dacre Stoker, sobrino biznieto de Bram Stoker, el autor del clásico Drácula, nos presenta en 50 segundos la novela "Drácula, el no muerto", secuela del clásico y referente universal del mundo vampírico.
Vídeo: "Drácula, el no muerto" de Dracre Stoker y Ian Holt.
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