Los amigos que compartimos equipo de trabajo y muchas más cosas agradables el curso pasado, y lo que nos queda....se acordaron de mi cumpleaños y del gusto por la novela negra, policíaca y del estilo.
Millennium nos enganchó a la moda de este género en su procedencia nórdica y aquí tenemos procedente de la islota sueca de Gotland una historia que nos muestra la forma de vida cotidiana, en especial, las prácticas profesionales del sector sanitario, de la policía y de muchas más ocupaciones. Me sorprende enorme y gratamente la dignificación de las ocupaciones laborales como generadoras,no solo de autoestima, sino de la consideración de utilidad a la sociedad. La práctica laboral imperfecta, como la vida, cansada, como la vida, es considerada como la humanización mayor más perdurable que las propias relaciones personales, familiares, amorosas que, como la vida, tienen fecha de caducidad y son prescindibles para una vida sana, no así el trabajo.
Las descripciones psicológicas productos de la historia personal de cada personaje son prolijas, pero más inquietante son los huecos y explicaciones pendientes que crean curiosidad sobre los personajes y que nunca se terminan por terminar de conocer.
Por cierto: hay asesinatos, palizas, violencia.....pero en especial hay currantes haciendo su trabajo lo menos mal que pueden para hacer la vida más vivible.
Una isla es una isla, sea Graciosa o Groedlandia decía un profe mío y para entenderla hay que leer a sus novelistas y citaba a Leonardo Sciascia y Sicilia. Con Anna Jansson tenemos otra isla y otra novelista que como Sciasa retrata la vida cotidiana que se ve y la que oculta tras las manifestaciones sociales. Estos como Vázquez Montalbán hace que un género sirva para mostrar de una manera viva lo que difícilmente podríamos leer en un periódico más allá del suceso.
Recordamos el disfrute que en sumomento el A cada cual, lo suyo nos proporcionó Leonardo Sciascia.
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