domingo, 18 de noviembre de 2012

Fragmentos de "Las hermanas Bunner" de Edith Wharton...

 
Leamos algunos fragmentos del libro de nuestra próxima tertulias...
 
“-Veamos, señorita Bunner…- comenzó a decir, acercando el taburete al mostrador-. Creo que debería decirle al fin para qué he venido hoy. Quiero casarme.
Ann Eliza, durante muchos rezos a medianoche, había intentado armarse de valor para cuando escuchara esa declaración, pero ahora que esta se producía se sintió lamentablemente asustada y poco preparada. El señor Ramy se apoyó con ambos codos en el mostrador; ella advirtió que tenía las uñas limpias y que se había cepillado el sombrero: ¡ni siquiera esas señales le habían puesto sobre aviso!
Al fin se escuchó decir, con una garganta seca en la que le palpitaba el corazón:
-¡Válgame el cielo, señor Ramy!
-Quiero casarme -repitió él-. Estoy muy solo. No es bueno que un hombre viva tan solo, que coma fiambre todos los días.
-No- confirmó quedamente Ann Eliza.
-Y tanto polvo ya me resulta excesivo.
-Sí, el polvo… ¡Es verdad!
El señor Ramy la señaló con uno de sus dedos de yemas cuadradas:
-Le ruego que me acepte.
Ella seguía sin comprender. Se levantó titubeante y apartó la cesta de los botones que se interponía entre ellos (…)
-¿Yo? ¿Yo? -preguntó jadeante”
                                                                             …
“Pero otros pesares más serios atormentaban su sobresaltada conciencia. Por primera vez en la vida atisbaba la horrible cuestión de la inutilidad de los sacrificios personales. Hasta entonces ni se le había pasado por la mente poner en duda los principios heredados que habían regido su vida. Pensar en el beneficio de los demás antes que en el suyo propio le había parecido natural y necesario, porque había asumido que eso implicaba la consecución de ese beneficio. Ahora se daba cuenta de que renunciar a las alegrías de la vida no garantiza la transmisión de estas a aquellos por quienes se ha renunciado a ellas; su paraíso familiar estaba deshabitado. Sintió que ya no podía confiar ni siquiera en la bondad ni en Dios y que solo había un abismo negro sobre el tejado de la tienda de las Hermanas Bunner”


(Edith Wharton, Las hermanas Bunner, páginas 77-78, 238).
 
 
Ahora, situémonos en Nueva York en los momentos en que se construían algunos de sus más impresionantes rascacielos.
 

 
Vídeo: Constructores de rascacielos, tributo a Charles Ebbets 
 
Estas fotos son reales. Alguna de ellas son fotografías históricas y fueron realizadas por Charles Ebbets a principios de los años 30. La mayoría no son fotos preparadas y corresponden a escenas cotidianas de los obreros que participaron en la construcción de los rascacielos de Nueva York entre 1920 y 1935. Como se puede observar, las medidas de seguridad eran un tanto especiales y las fotos se hicieron intentando denunciar esa situación.
 
 

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