viernes, 29 de junio de 2012

Agatha Christie en Canarias, a propósito de "Diez negritos"

Jorge Luis me prestó, para comenzar el verano, Diez negritos. Su lectura es un entretenimiento para admirar el buen oficio de una señora capaz de engancharnos a unos personajes que a pesar de ser arquetipos nos reflejan una sociedad británica que en sus ejercicios de ocio inventó el turismo en Canarias. La misma autora es un ejemplo y para comprobarlo hemos recurrido a internet que nos lo ilustra de muchas formas:
elmundo.es.cultura nos ayuda 

Recordando a Agatha Christie en Tenerife

  • En 1927, se refugió en Canarias para superar una fuerte crisis emocional.
  • En el 80º aniversario, Tenerife recuerda a la escritora con numerosos actos culturales.


Agatha Christie. (Foto: gentileza de Nicolás González Lemus, autor del ensayo 'Agatha Christie en Canarias').


Agatha Christie. (Foto: gentileza de Nicolás González Lemus, autor del ensayo 'Agatha Christie en Canarias').

IVÁN BURDETT
LA OROTAVA (TENERIFE).- En febrero de 1927, Agatha Christie, la dama del misterio, se refugió en Canarias junto a su pequeña Rosalind para tratar de superar una fuerte crisis emocional. El clima, los baños de mar y la paz de las islas le ayudarían a sobreponerse y continuar con su trayectoria literaria.


Soñadora, viajera, aventurera y adelantada a su época, Agatha Cristhie muere en 1976 dejando una extensa obra, de la que se han vendido más de 2.000 millones de libros en todo el mundo, convirtiéndola en la escritora de misterio más famosa de todos los tiempos.

LA FAMOSA ESCRITORA INGLESA SE REFUGIÓ EN CANARIAS DURANTE 1927


En febrero de 1927, Agatha Christie, la dama del misterio, se refugió en Canarias, junto a su pequeña hija Rosalind, para tratar de superar una fuerte crisis emocional.


El clima, los baños de mar y la paz de las islas le ayudarían a sobreponerse y continuar con su trayectoria literaria. Ahora, en el ochenta aniversario de la llegada de la escritora británica, diversos ayuntamientos de Gran Canaria y Tenerife le brindan distintos homenajes.


Agatha Christie vivió su peor año en 1926: murió su madre y se separó de su marido, lo que la sumió en una profunda depresión. Educada con un intenso rechazo al divorcio, su matrimonio se truncaba a sus 37 años, con una hija pequeña, Rosalind.


A principios de diciembre de ese mismo año ocurrió un hecho "muy extraño": marcha sin rumbo en su coche y desaparece misteriosamente. Hecho que moviliza, incluso,al escritor Sir Arthur Conan Doyle e inquieta al mismísimo Gobierno británico.




Descubren su coche abandonado y, al cabo de 11 días, gracias a un músico que la identifica, la encuentran alojada en un hotel-balneario de la ciudad de Harrogate, bajo la identidad de Theresa Neele. Se llegó a especular que había sido una estrategia comercial para llamar la atención, cargarla de más misterio y conseguir mayores ventas, ya que pasaba por un mal momento económico.


La explicación que dio Agatha fue que había sufrido amnesia. Según el médico Andrew Norman, en su biografía sobre la escritora, "The finished portrait", lo que sufrió Agatha fue un "estado de fuga", un episodio amnésico generado por una fuerte crisis emocional.


En febrero de 1927, abatida y agobiada por la prensa de su país, viaja a Canarias aconsejada por sus médicos y amigos: el clima, los baños de mar y la paz de las islas le ayudarían a sobreponerse y a continuar con su trayectoria literaria, en punto muerto desde la muerte de su madre. La acompañan su hija Rosalind y su secretaria-institutriz Charlotte.


Llegaron en un vapor a Santa Cruz de Tenerife y se trasladaron al Puerto de la Cruz, alojándose en el Gran Hotel Taoro. Allí pasó mucho tiempo y fue donde terminó sus dos libros de relatos 'El misterio del tren azul' y 'El enigmático señor Quin'.


En este último incluye la historia 'El hombre del mar', en la que describe algunos lugares del municipio con gran nitidez, pero sin referirse explícitamente a la isla: el acantilado de Martiánez, el ascenso a los jardines de La Paz, la casa Cologan,...




Se deleitó con las casas de la calle San Juan, paseó por sus hermosos jardines, por el paseo de Las Damas, el puerto pesquero y los Llanos de Martiánez, donde se encontraba la playa de arena volcánica citada en su autobiografía.


Pero el mal tiempo y la imposibilidad del baño, por la impetuosidad del mar, la impulsaron a probar suerte en la vecina isla de Gran Canaria y acabó despidiéndose de Tenerife, maravillada por su paisaje, el Teide y la exuberante flora norteña.


Las tranquilas playas de Las Canteras (Las Palmas) y de Las Nieves (Agaete), ya en Gran Canaria, le permitieron nadar en el mar, una de sus aficiones favoritas. Allí, recuperada parte de la vitalidad perdida, se relaciona con británicos y asiste a fiestas y bailes.


Visita el interior de la isla, los nacientes de Barrazales, Artenara y la montaña sagrada de Tirma, elogiando su riqueza natural y ocurriéndosele un nuevo relato ambientado en esos lares, "Una muchacha de compañía", incluido en su libro "Miss Marple y los trece problemas". Con él quiso rendir un homenaje a los médicos británicos que habían visitado Canarias, trabajado y elogiado sus beneficiosos efectos sobre la salud.


Al cabo de dos semanas en las islas, regresa a Inglaterra aliviada por el descanso y la tranquilidad que las Canarias le proporcionaron. A partir de entonces, Agatha se convertiría en una entusiasta embajadora del archipiélago, manifestando su gran calidad turística.

En la década de los 60 regresó a Las Palmas, una ciudad que adoraba, pero que la desilusionó debido al cambio experimentado en el territorio y por culpa de la masificación.

Me parece interesante el siguiente enlace en el que se relaciona obra y viaje:


http://www.americanistas.es/biblo/textos/08/08-107.pdf

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