miércoles, 15 de febrero de 2012

"El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry,
























Este sí que es un best-seller incluso un best-reader. Tras la Biblia y El Quijote parece que es el libro más editado, mas vendido e incluso podría ser el más leído representado y versionado.



Mi alumna Noemi me lo prestó para recordarlo tras haber visto una representación en teatro con mi hijo.



La lectura, en esta ocasión, me hizo re-vivir una avería que tuvo mi moto en el Sahara. Menos mal que tenía la serena compañía de Ernesto. Porque en 1935 Antoine de Saint-Exupéry junto con su navegante tuvieron un accidente aéreo en el Sahara. En este accidente sufrieron las consecuencias lógicas, mejor dicho, ilógicas de la deshidratación como dejar de sudar, alucinaciones auditivas y ópticas, pensamiento confuso....Un beduino les evitó la muerte y posibilitó que el estropicio mental se convirtiera en homenaje a la inocencia y a la vida. Finalizando la Segunda Guerra Mundial, en el Mediterráneo, otro accidente acabó con el avión y el escritor en los fondos marinos. En nuestro viaje el beduino tomó forma de grúa y, en lugar de alucinaciones, disfrutamos de un extraño color moreno que no nos impidió visitar Tarfaya, lugar donde Antoine de Saint-Exúpery aterrizaba su avión regularmente con su servicio de correos aéreo. Allí nos encontramos con la inquietantes ruinas de otro naufragio, el del Fery de Armas que se puede ver en la fotografía.






A pesar de nuestro veloz y prosaico entender la vida, el viaje resultó un itinerario que forzó la reflexión y la búsqueda, especialmente de gasolina y agua ( 60 º centígrados). Además de darnos cuenta que por más que queramos orientarnos no somos na en la inmensidad de un desierto que te hacía oír hasta las conexiones sinápticas. Así entendimos como se podría sentir el príncipe de un planeta con tres volcanes y una flor y su manera de educar al buscador de retos que no tenía ni agua.






Este príncipe, principito, muestra lo supérfulas de muchas pasiones humanas, incluso las muy bien vistas por la sociedad. Lo hace de una forma excesivamente didáctica y especialmente desordenada, sin un hilo argumental o estructura. Ayudado por unos dibujos que conquistan el corazón del lector dada su sencillez hasta


el punto que han pasado a la historia, en mi opinión, por ser fácilmente reproducibles mas que por la sensibilidad estética que manifiestan.






Tras el viaje al Sahara he podido comprender el éxito de un libro que conecta con las más inmediatas necesidades del ser humano: cariño, amistad, comunicación....necesidades a las que se añaden las propiamente fisiológicas que se ponen de manifiesto en un ambiente hostil y extremo.






1 comentario:

  1. Coño Domingo, no sabía o había olvidado, si algún día me lo comentaste, que habías públicado fotos de nuestra incursión motera en el Sáhara.

    Felíz acontecimiento tanto aquel viaje como ahora leer tus conclusiones en cuanto a los paralelismnos de lo escrito por Saint-Exúpery y nuestras vivencias en aquellos lares....

    Ya toca pensar en volver a visitarles, ¿no te parece?

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