martes, 27 de septiembre de 2011

Nos gustan los best sellers. Perdón.







Aprovechado la cojera quisiera recordar el préstamo de este verano de la manca Isabel. De paso le agradezco el regalo de navidad y la cantidad de lecturas y comentarios compartidos. Espero que sirva como testimonio limitado que de cuenta de tantas emociones compartidas y que es imposible de resumir.

Cuando se tiene tiempo parece que la capacidad de selección se atrofia, esto supone que se abra una ventana a paisajes en los que normalmente no nos fijaríamos. Esto genera cierta sensación de culpa:me conformo con cualquier cosa. Con Isabel hemos descubierto que se puede disfrutar de obras que están hechas para el disfrute, si lo consiguen entonces logran su principal objetivo.






















Esto nos sucedió con Los pilares de la Tierra. Disfrutamos de una novela, tele-novela, de las historias de unos personajes, pero al tiempo parecía que sabíamos algo más de la Edad Media. El románico y el gótico adquirieron presencia en nuestras mentes y sirven para interpretar de forma más gratificante la realidad.














Con La caída de los dioses el efecto fue aun mayor. El potaje de las causas de la Gran Guerra no las había tenido claras sino tras haberlas observado a través de los personajes de Follet. Además con placer ya que sus pequeñas historias me entretenían al tiempo que me permitían entender la gran historia del siglo XX ya que espero la continuación con lo que será la Segunda Guerra Mundial, en muchos aspectos, consecuencia de la Primera.
















Pasé la navidad entretenido gracias a otro, no tanto, best seller. Isabel me regaló El sueño del celta. Escribo "no tanto" porque la respetabilidad que se le supone al premio Nobel, aunque, en justicia, también se le aplica la crítica despiadada, en muchos casos, con tintes más políticos que literarios. Gracia al celta no sólo disfrutamos de la aventuras sino que entendimos la virulencia del colonialismo que no sólo se vivifica en África y Ámerica sino en la proximidad de Irlanda.



















Hace mucho tiempo desfruté, junto a Isabel y Begoña, de lo que nos parece La novela. La fiesta del chivo nos supuso disfrutar de una literatura que no sólo podemos decir, desde nuestra opinión, que está escrita con gusto por las palabras, sino que nos introdujo en una aventura que nos inoculó en lo más profundo de nuestra vísceras el desagrado definitivo por cualquier tipo de dictadura.









Para nosotros, este gusto disfrute de los best sellers no se queda en lo señalado ya que, con menor intensidad, hemos disfrutado de los Dan Brown. De forma intensa disfrutamos de los comentarios posteriores al Código da Vinci. En aquella ocasión, pensamos que el gran número de lectores significaba un mayor número de compañeros de vicio, a pesar de que el aspecto informativo era pobre y limitado. Lo que sí nos provocó aánimo de militancia fue la serie Millennium. Nos pareció entretenidísima, al tiempo que nos mostraba una sociedad distinta, o no tanto, y abría las heridas de un estado del todavía-bienestar en el que la violencia, el sexismo, el nazismo se quería ocultar. La valentía de Larsson hizo que leyeramos y esperaramos cada una de sus entregas.


























Y lo que nos queda.....No pensamos parar en el gusto y disfrute de los libros, por muy muy-vendidos que sean. Lo que no haremos más es pedir perdón por nuestros gustos.

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