martes, 27 de septiembre de 2011

"De vidas ajenas" de Enmnuel Carrère...



Manolo me regaló por mi cumpleaños un libro que parece tener en lo actual su mejor publicidad. En ser un libro de encargo su peor pega. Pero para mí lo más sorprendente es lo premonitorio de la acción de Manolo porque sus dos principales protagonistas son cojos y tengo desde una semana después del regalo una cojera que me dura un mes.

Como ya supone quién esto lea no creo que el tratar temas de actualidad sea su virtud principal ni que sea un encargo su mayor defecto. Puestos a buscar defectos: me parece que el lenguaje que utiliza es excesivamente periodístico y descriptivo. Esto puede que esté en la linea de la novela, no actual sino comtemporánea que rompe con la idea de género y hace del reportaje periodístico una forma de narrar novelas, al tiempo que los periódicos narran las noticias como si de relatos de ficción se tratase. También hace continuas referencia a la toponimia y citas que deben ser muy habituales en Francia pero que se me quedaban alejadas y difíciles de buscarles un significado, además de películas y libros que no me resultan conocidos.
Vistos los defectos veamos lo que me parecen sus virtudes.
Coraje, por no escribir otra palabra, hay que tener para plantear una obra que parta de la muerte de una hija, de la muerte de una madre, esposa, hija y del cáncer. Valentía, por no escribir la misma palabra que no escribí antes, para hacer un relato que parta y se centre en el dolor. Pero que limitada sería la descripción si no hacemos alusión a otros temas que están presentes de forma intensa en toda la obra: la justicia, la política, la educación, el amor...

Oportunista y atrevida me pareció al leer la contraportada. Oportuna y con una osadía, otra vez no escribo la palabrita, en un presente que me temo que durará mucho. Nos describe un mundo de bienestar en declive, pero que no oculta los problemas fundamentales, ni los engaños mediáticos y económicos.

Por último. Me gustaría referirme al estilo. Ya parece normal que la novela no se tome en serio como género y que en su narrativa se cuestione a ella misma ( a modo de cuarta pared en el teatro o de mirada a cámara en el cine) teniéndose que justificar en primera persona. En este caso toma la forma de investigación de encargo en la que el autor con una fingida urgencia entrevista a los distintos personajes, en apariencia secundarios, pero que sirven para hundirnos en los problemas que normalmente eludimos por cobardía.

El principal defecto: dicen que es autobiográfica. Me hubiese gustado, si no es que lo es, que fuese una obra de ficción en manos de un literato capaz de utilizar el recurso de una investigación sobre hechos reales. ¿Lo es?

En La semana de frente comentan la obra así:

Otro autor francés que también ha puesto un punto y a parte en el desarrollo y en la trayectoria de su obra es Emmanuel Carrère (que en su momento sedujera a Michel Houellebecq y a Frédéric Beigbeder). Acicateado por la fatalidad de un hecho inesperado, la vida siempre somete la existencia de los hombres a la tragedia cuando estos menos se lo esperan, el autor de El adversario ha escrito, por primera vez pero no por última, según ha dicho él mismo, una obra de tono autobiográfico marcada por un descarnado estilo hiperrealista.


“En cuestión de pocos meses, fui testigo de dos de los acontecimientos que más temo en la vida: la muerte de un hijo para sus padres y la muerte de una mujer joven para sus hijos y su marido”, explica Carrère cuando se le pregunta por De vidas ajenas. Es así como el autor de Una semana en la niebla y Una novela rusa trata de explicar y de explicarse cómo se decidió a contar las historias de las dos Juliette que habitan su último trabajo: la hija que Jérôme y Delphine, y nieta de Philippe (cuyas vidas también son radiografiadas en este libro), que perdiera la vida durante el tsunami que en 2004 azoló buena parte del continente asiático, y la de su cuñada, madre de tres niñas, esposa de Patrice y amor platónico del juez Etienne (cuyas vidas también radiografía), que perdiera la vida tras luchar contra el cáncer durante años.


Schwartz: la célula cancerosa es la única cosa viva inmortal”, escribe Carrère hacia la segunda parte de De vidas ajenas, cuando evoca una de las entrevistas que realizó a Etienne, el abogado que un día declarara “el código penal es lo que impide que los pobres roben a los ricos y el código civil es lo que permite a los ricos robar a los pobres”, instalándose de lleno en el complicado espacio de la literatura que combate con la realidad y en la que importan, más que cualquier otra tema, la vida, la muerte, la justicia, al amor y el dolor. Bienvenido pues, Emmanuel Carrère, a la literatura de la condición humana.

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