martes, 15 de diciembre de 2015

Tras "Hombres sin mujeres" de Haruki Murakami.

Tras leer lo último en español del global Murakami me encontré a este valiente,  .http://koratai.com/,que a su vez hace referencia a otro blog, lectormalherido, como introducción para una revisión de lo que hemos leído del defendido, atacado o, por mí, disfrutado Murakami.




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Cinco cosas que no soporto de Haruki Murakami


Uno de los escritores más sobrevalorados de la historia de la literatura es y será el japonés Haruki Murakami. Cuando no publica novela me suelo olvidar de que existe, pero cuando está a punto de invandir las mesas de novedades con un libro, las campañas de márketing y los fanáticos a su literatura se empeñan en recordarme de que aún sigue publicando historias pelmas con personajes y situaciones supuestamente originales.
Haruki Murakami
Seguro que más de uno verá estas opiniones como una herejía y alguna que otra crítica me llegará, pero Haruki Murakami es un escritor sobrevalorado. Y mucho. Hay rasgos de su literatura y del márketing que le rodea que me molestan y que conviene recordar de manera periódica, preferentemente cuando acaba de publicar un libro. A saber:
1. Es un “topo”. Haruki Murakami es un infiltrado en la llamada Gran Literatura. En el fondo escribe best-sellers, con los mismos códigos narrativos que los de este “subgénero”, y el objetivo comercial de sus novelas se huele a la legua. Sus seguidores y hipsters en general no saben (o quieren reconocer) que están consumiendo best-sellers y piensan que están leyendo el colmo de la vanguardia narrativa japonesa.
2. Su persona y su obra se venden como un producto más de márketing. Sus apariciones públicas y sus palabras están calculadas para generar un halo de misterio. Lo último: la presentación de su última novela, El descolorido Tsukuru Tazaki y sus años de peregrinación, para la que se sortearon entradas entre sus fans. Repito: se sortearon entradas para asistir a la presentación de un libro en Japón. Como Murakami llevaba 18 años sin aparecer en público en su país natal, el delirio fue de traca. Para saber cómo se puede vender 1 millón de copias de un libro en una semana, lean este artículo. El márketing también puede ser amiguito de los escritores.
3. Es pretencioso. En argumentos y títulos. Hay mucha impostura en esa supuesta originalidad: historias estrafalarias, metáforas a cascoporro, personajes planos pero con un aura de misterio y distancia, y muchas, muchas referencias literarias y cinematográficas de la cultura popular (occidental, faltaría más) que permiten a sus lectores sentirse distintos porque reconocen todos esos nombres y no son como “el resto”, que pierde el tiempo en libros en los que no se menciona a los Beatles, a Kafka o a Los hermanos Karamazov.
4. Es el escritor que lee la gente que dice leer literatura japonesa. Esos declarados fans de la literatura japonesa desconocen que hay vida (y calidad) más allá de Murakami. Pero, eso sí, queda supercool decir que eres seguidor de Haruki Murakami. Son muy pocos los que sienten la necesidad de acercarse a otro tipode literatura japonesa de verdad. No vaya a ser que descubran que se les ha estado tomando el pelo y que la narrativa nipona es algo más que historia raras con referencias culturales.
5. Que se le considere como candidato a Premio Nóbel de Literatura. No es que la historia de este premio se caracterice por reconocer a los mejores, pero las apuestas llevan amenazando en los últimos años con premiar al escritor nipón. Y eso da miedo.
Como en el blog del lectormalherido lo explican mejor, copio los puntos a tener en cuenta para identificar un auténtico Murakami de pata negra y no confundirlo con un best-seller:
1. Dos personajes protagonistas; un hombre y una mujer.
2. Un adolescente (hombre o mujer) rarito.
3. Sexo cada 50 páginas. Los hombres entran a él como idiotas y las mujeres son frías y lanzadas y parece que les hacen un favor a los hombres por comerles la polla, dejarse penetrar o hacerles una paja.
4. Cosas raras.
5. Todo personaje es descrito físicamente; todo personaje, cuando cambia de ropa, es descrito en su indumentaria. Todo personaje que come ve detallado qué come y qué bebe. Absolutamente todos y siempre. Si de algún personaje no se dice qué ropa lleva, es que va desnudo y está follando.
6. Cultura. Siempre encontrarán referencias a libros, música, cine y artes plásticas en una obra de Murakami. Y siempre serán referencias de Trivial o, incluso, de esos tests que vienen en los sobrecitos del azúcar. Cosas como quién descubrió América. En esta novela:George Orwell, Chejov, Steve McQueen, Jeff Beck, TelemannLa huida, El gran Gatsby, Los hermanos Karamazov
Bonus track: el escritor afirmó recientemente:  “Quiero que piensen sobre mí que como una especie en peligro – está bien mirarme de lejos, pero con cuidado porque puedo morder si se me acercan, me hablan o me tocan“. Sin palabras, ¿verdad?
La imagen de Haruki Murakami haciendo como que piensa en su nueva novela la tomé de la web de madrid.org. La foto es de Marco García.
      Vivimos en la cultura de la imagen, probablemente la superaremos con el futuro del pensamiento, o más bien de la emoción, que no requieran soporte, sea letras, sonidos o imágines, y de forma paradójica esta cultura genera una cantidad enorme de libracos de considerable tamaño y fácil digestión, XXL como las hamburguesas. Productos de consumo sujetos a las leyes, cada vez más inexorables, de la oferta y la demanda que requieren de un mercado global para rentabilizar  la inversión, no en producto sino en publicidad. Dirigidos a un consumidor mainstreet, de prime time, con un aliño de crítica, un toque de reflexión, y un postre de justo dulzor. Todo esto sin molestar demasiado, ni a unos ni a otros, para pasar los controles de colesterol de lo políticamente correcto, los aditivos autorizados del sexo que no manche, y el piropo a las grandes religiones en forma de sugerencia de transcendencia, divinidad, u otro extraño nivel fácilmente matrimoniable con los extraterrestres y fullmindness. Productos diseñados, como película Dysney o saga Star Wars, para generar efectos de arrastre sobre el merchandisisng o sobre otros materiales culturales de parecida fáil digestión vía wikipedia. Facilidad de adquisición y consumo, incluso se pueden disfrutar corriendo (como hace el autor) o en el cualquier medio de transporte que no sea una moto.
     Repasando las tertulias anteriores comprobamos como en mayo del 2009 comentamos Tokio Blues (Norwegian Wood) (2005) y disfrutamos de su ambientación en distintos espacios y tiempos. Repasamos con la historia parte de la historia de Japón con la música de cada momento, el título original es la canción de los Beatles que se escucha en un avión al aterrizar llevando al protagonista a recordar su pasado estudiantil en el que sucede un suicidio. Su brevedad y la posterior adaptación cinematográfica facilitaron que fuera, pese a su tristeza, tema de conversación durante bastante tiempo.
     En Crónica del pájaro que da cuenta al mundo (2001), con sus 900 páginas supuso la entrada en un el mundo Murakami con sus extrañezas, distintos niveles de realidad, relaciones abúlicas y gato doméstico perdido.
    Por recomendación de Fran leí Sputnik mi amor (2002) que disfruté, entre otras virtudes, por lo cercano del personaje, docente, que busca su antiguo y problemático amor desaparecido a una supuesta otra realidad atravesando esa puerta desde una isla griega.
       Kafka en la orilla (2006) nos intrigó mediante dos historia, capítulos pares e impares, con fenómeno extraño en un bosque, militares, asesinato, alter ego de adolescente, búsqueda de gatos y la herencia como castigo.
     1Q84 (2011) presenta la mayor extensión, tres partes en dos volúmenes, con una protagonista muy parecida a la heroína de Stieg Larsson que pasa de realidad en realidad a través de un puente de autopista y que  tiene el trabajito de ser asesina  a sueldo pagada por una anciana, menos mal que también tenemos a un profe de matemáticas dedicado a escribir novelas. Esta sólo es una de las complicaciones de la obra que, sin embargo, ofrece una intriga interesante mostrando cómo los personajes se construyen...hay páginas para eso y para más.
        Lo que más me ha satisfecho es la inmersión en el universo Murakami a través de sus relatos, quizás porque ya tenía las claves para su entendimiento, obtenida a través de la lectura de sus mamotretos. Recuerdo la emoción y la apreciación de que estaba leyendo literatura, las palabras fluyen pareciendo imposible que se ordenen de otra forma, en la piscina del Taoro, leyéndome Sauce ciego, mujer dormida (2008) por recomendación de Begoña. Uno de los relato incluídos en la obra Tony Takitami que ya desde el nombre es mestizo disfrute en una posterior adaptación cinematográfia de 2004 por el director Jun Ichikawa. El formato cuento parece concentrar las esencias y nutriente que nos puede ofrecer Haruki sin la dispersión y agotamiento de las obras más extensas, además suelen plantear una intriga que es más valiosa en sí misma que por unas conclusiones que no parecen cumplir con las expectativas suscitadas. Además facilita la adaptación al cine ya que se libran de las amputaciones que pueden afectar al desarrollo de la trama. Adaptaciones al cine bastante escasas y costosas, hasta cuatro años parece que tardo Murakami para aceptar la adaptación de Norwegian Wood y que junto al relato Tony Takitami son, hasta la fecha, las únicas que podemos disfrutar, y eso que los aspectos visuales y de narrativa cinematográfica están muy presentes en las obras escritas.
        Lo escrito más arriba es aplicable a la última obra, colección de relatos , que he leído de Murakami Hombres sin mujeres. A los pocos meses de salir me invitaron a su lectura como acontecimiento social en el trabajo. El goce producido por los relatos que los hombres sufren las consecuencias de sus relaciones con la mujeres superó mis expectativas, especialmente por el tema siempre paradójico de la relaciones afectivas, en este caaso más sexuales que afectivas, su goce y su problemática. En el caso de Murakami parece que siempre vence, como inevitable, la soledad e incomunicación, en algunos casos hasta física, en cambio los dolores se ven amortiguados por el bálsamo de lo inevitable y de lo templado de lo útil y conveniente. Los personajes se relacionan, disfrutan de la compañía, del sexo y de una comunicación limitada y de unas pasiones y goces más que comedidos, en cambio no sufren de los desengaños, traiciones y abandonos que quizás sean más latinos y  mediterráneos. Eso sí: seguimos con los coches, las comidas, los animales, las bebidas, la música y...suicidio, hecho dolor en los vivos, en forma de llamada de teléfono nocturna, y si no de forma implícita como amenaza o esperanza de fin sin esperanza.
         La soledad e incomunicación que como el aire en el que vuelan las palomas nos limita y oprime pero es lo que nos  sostiene (qué bien lo expresó Kant y que difícil se me hace a mí).
Ese sordo sufrimiento cotidiano lo limitamos evitando males mayores con los pequeños placeres cotidianos que son algo más que sensoriales, ya que en su procesamiento está el disfrute, de esta forma el vacío se hace inconsciente contenido por el frágil muro de lo cotidiano que en caso de romperse nos ofrece una otra realidad, por lo tanto, para Murakami siempre hay esperanza aunque esta sea un atajo casi religioso al que nuestra razón apenas logra asomarse.

           Tantos motivos que nos exponían al principio para no leer a Murakami, pero lo leemos, porque es de fácil digestión, entretenido, hace referencias que dominamos o a las que tenemos acceso vía internet, pero sobre todo por que nos sentimos esos personajes perdidos y nos agarramos a sus trampas fantasiosas desde una realidad que compartimos, a nuestro pesar, con sus personajes. Nos ofrece un espejo en que no queremos mirarnos, pero no es motivo para romperlo, como tampoco sus escapatorias son suficientes como para que las creamos.

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