martes, 23 de junio de 2015

Baterbly o la soleddad. Kalola Quintero.

Versión de Bartleby.
   Bartleby o la soledad.
En el entorno de Wall Street donde los domingos  son "como la Arabía Petréa" y el resto de días el estado febril de una desbastada desolación del capital, sobrevive rebeldemente imperturbable, "prefiero no hacerlo", "prefiero no hacerlo"… el escribiente Barlteby. Cansado de la vulgaridad, comodidad y falta de aspiraciones de su jefe, un abogado sin nombre y a quien el escribiente termina por enfatizar y darle uno en su interior, el Espantajo de la comodidad. Nuestro personaje ignora asimismo a sus compañeros. A aquel emborronador que "resplandecía como una hornalla de carbones de Navidad"; a este otro de ingesta ambición, cetrino y "ladino" con una indigesta vida sin emborronar; y por último el desconocimiento y el desinterés de "ese perspicaz estudiante" para quien, "toda la noble ciencia cabía en una cáscara de nuez". Ante tal panorama, Bartleby decide, tras una atribulada vida que lo trae del otro lado del recuento de la muerte, de lo muerto sin identificar, decide, presidiario, morir de hambre: "prefiero sí hacerlo", que continuar una vida inasible y de descolorida altivez.
Incomprendido, tenido por lunático, tendiente a lo esperpéntico por su actitud "prefiero no hacerlo", "prefiero no hacerlo", prefiero. prefiero… Bartleby asume la muerte y la soledad. "Pero parecía solo, absolutamente solo. Algo como un despojo en mitad del océano Atlántico." "La felicidad busca la luz, por eso juzgamos que el mundo es alegre, pero el dolor se esconde en la soledad, por eso juzgamos que el dolor no existe".  
Pero el escribiente sabe que sí, y que la felicidad es solo una nube de claroscuro pesar. Como su creador, Herman Melville, quien no quería copiar como un amanuense, sino inventar. Barleby, tras una supuesta pero no demostrada locura, quiere, desde una resistencia pasiva, denunciar, desmitificar a una expectante sociedad, demolida en los avatares de su propia ingratitud.
Ambos, creador y personaje aúnan fuerzas para destripar desde la tragedia y el humor, desde el contrapunto de una existencia dual, el vientre de una sociedad caóticamente deshumanizada, impertérrita ante el dolor, el desaliento y, de caricaturesca risa, frente a una inexistente alegría o a cualquier atisbo de empatía,  de solidaridad




"¡OH Bartleby! ¡Oh humanidad!"
      Kalola Quintero.          2015.


       El viernes 19 de junio de 2015 nos reunimos en el Veintytres, localizado en  la calle de Los sueños, en el Centro Gallego, Domingo, Lourdes, Maive, MaríaJosé y Tomás. Lamentamos la no presencia física de Kalola por enfermedad de su madre, pero se hizo presente a través del escrito que publicamos más arriba. Nos sorprendió la oferta de un menú, 11 euros con café o chupito y una copa de vino, a elegir entre muchos y variado platos un entrante y un plato principal. Acogidos al menú disfrutamos de unas dulces carrilleras, carpacio de pulpo, confit de pato con cebolla caramelizada,....de postre destacamos un brownie de chocolate especialmente intenso y el chupito de orujo de verdad.
         En esta ocasión fue Tomás el que reclamó una explicación racional a la conducta del escribiente. Maive que así lo hizo en la tertulia amiga referida a La metamofosis compartió nuestra impresión de que la pretensión de racionalizarlo todo es un vicio profesional que en muchas ocasiones no nos aporta mucho. La discusión del  por qué pasó al cuándo inició Bartlebly la famosa y contagiosa respuesta. Respuesta que Lourdes consideró una buena sugerencia a llevar a cabo ya que con educación y sin una negativa explícita expresa un desacuerdo con una orden o sugerencia. Unánime fue la intención de ejercitarnos a la manera de Bartlebly, pero sin llegar a sus extremos. Lo caricaturesco y cíclicos de los personajes secundarios se consideró un toque de humor. Nos resultó intrigante el personaje principal del dueño del negocio. También se discutió si la localización de Wall Street tenía un significado especial, esta localización apareció incluso en el subtítulo, y si la época correspondía con el actual esplendor financiero de la zona y de Estados Unidos.
      Nos costó cerrar la tertulia, pero lo hicimos cumpliendo nuestros propósitos de fijar libro, fecha y lugar para la próxima tertulia. Así eligieron a Leonardo Padura. Más difícil fue concretar libro ya que Lourdes proponía el conjunto de relatos Aquello que estaba desenado ocurrir a lo que Domingo objetó que al ser relatos diversos se podría dispersar el interés y descentrar la tertulia. Domingo propuso, ante la inminencia de la adaptación cinematográfica y el arraigo popular que ya tiene, que fuese una de las novelas protagonizadas por el detective Mario Conde. MaríaJosé insistió en quue fuese la primera de la tetralogía de las cuatro estaciones Pasado perfecto pero a Domingo le parecía más interesante la que cerraba y daba sentido a la tetralogía  ya que podría servir de estímulo para  otras lecturas, y así se aprobó que fuese La neblina del ayer. La fecha que se acordó fue el viernes 4 de septiembre de 2015. El lugar no se fijó pero creo que podría ser el Convivio que nos quedó pendiente, aunque El Carretón es un restaurante cubano y entona mejor con la obra.
         
     

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