domingo, 13 de mayo de 2012

"El verano sin hombres" de Siri Hustvedt.




 
Literatura actual by Suite 101 ofrece los comentarios que siguen sobre la novela de la próxima tertulia que eperemos se celebre  el 8 de junio de 2012 a las 21 horas en Los huevos duros que está enfrente de Los Rodeos en la carretera general del norte.



Reseña crítica "El verano sin hombres", novela de Siri Hustvedt

18-nov-2011

Nicolás Chiesa

Reseña, resumen, comentarios El verano sin hombres - Anagrama. El verano sin hombres, nueva novelaSiri Hustvedt, la autora de "Todo cuanto amé" publica su libro sobre la femineidad: "El verano sin hombres", divertida, sin la complejidad de otras novelas. A un año de que Anagrama publicara en español el inclasificable y excelente La mujer temblorosa, una nueva novela de Siri Husvedt, esta vez sí, novela, llega a las librerías. El verano sin hombres, se llama la nueva pieza de la escritora conocida, en sus orígenes, como “la esposa de Paul Auster”. El regreso de Hustvedt a la ficción es por medio de un libro menor, pero a no confundirse, menor significa de menores pretensiones, no menor en calidad. “Poco tiempo después de que él dijera la palabra pausa me volví loca y tuvieron que ingresarme”, comienza la novela. Lo que sigue al tentador comienzo son más de doscientas hojas de la reflexiva autora acerca de una mujer que, después de treinta años de matrimonio, a los cincuenta y cinco años de edad, se queda soltera.
Desde la primera línea el lector puede reconocer las marcas de estilo: la ya clásica primera persona con la que escribe Hustvedt; la calidez de su prosa, que sin complejas palabras nunca aparenta un tono coloquial, y la ineludible referencia a su gran obsesión, la mente (temática aquí no desarrollada con la profundidad con la que la autora indaga en La mujer temblorosa).

Y algo más se descubrirá al pasar las primeras hojas, cuando quede claro que ni de hombres ni de rupturas tratará el libro. El verano sin hombres no cuenta con un decidido conflicto narrativo. Tampoco con clímax, pues el relato comienza después de la internación de la pobre Mía; no habrá aquí ni internados, ni enfermeros ni nada de aquello que hace a las delicias de las películas hollywoodenses. ¿De qué va el libro, entonces? Del día después.



Sinopsis de El verano sin hombres.
Mía Fredricksen lleva casada tres décadas cuando su esposo Boris le pide la famosa “pausa”. La pausa, explica con triste y cínica complicidad Mía, la narradora, “es joven, por supuesto”, veinte años menor que ella, “francesa, con pelo lacio y brillante”. Y, como podrá imaginar el lector, viene con bonus-track: “pechos notables, no operados”.


Diferentes recursos en la literatura de Hustvedt
Hustvedt avanza las páginas con tiernos párrafos, haciendo gala de su exquisita prosa. Consciente de que El verano sin hombres no cuenta con grandes sucesos, recurre a diversas estrategias de técnica para sostener el ritmo. A diferencia de sus brillantes novelas anteriores (Todo cuanto amé, 2003, Elegía para un americano, 2008), la escritora neoyorquina inserta diversos tonos, poesía, algunas voces, dibujos, cartas y el inefable tono telegrama, incomprensible cuando se cuenta con la fluidez que posee Hustvedt. Ella. Que tan bien escribe. Usa este recurso. Lenguaje cool. Es su decisión. Qué se le va a hacer. De este modo el libro gana en caos y pierde solemnidad.



Hay también digresiones varias. Sin caer en el enciclopedismo y la erudición de La mujer temblorosa, la escritora recorta estas al mínimo, para lograr efecto y sentido, sin resignar emoción: “Los eleáticos no creían en el cambio, en el movimiento ¿Cuándo algo cesa de ser lo que es y comienza a ser otra cosa? ¿Podemos cambiar y seguir siendo lo mismo?”.



El verano sin hombres, crítica:




 
¿Volverá Boris? ¿Perderá Pausa su encanto y regresará el hombre a los pies de la abandona Mía? Y si esto sucediera ¿aceptaría Mía? Algunas de estas preguntas sostienen la reducida tensión narrativa. Hasta la mismísima Husvedt bromeará con esto en un extraño párrafo: “Pronto, pensaréis, llegaremos a algún cruce (…) aparecerá la ACCIÓN”. Sin ser un libro feminista ni mucho menos, la novela tendrá, por supuesto bastante de despecho, de burla, de los tópicos que podrían ensalzar cualquier conversación habitual entre mujeres. Entonces a no confundirse, la gracia de El verano sin hombres radica en su autora. Dulce, divertido. Con menores pretensiones, que significa… Qué diablos: amable, pero comparado con las anteriores novelas de Hustvedt, un libro menor.

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