jueves, 24 de noviembre de 2011

"Vive como puedas" de Joaquín Berger...

Acerquémonos a nuestra lectura tertuliana... Viernes, 25 de noviembre.





Tusquets.

"Vive como puedas" no oculta su guiño a la familia libertaria y antinconvencional de una famosa comedia de Frank Capra de parecido título, y con él el homenaje al género de las screwball comedies clásicas, traídas al presente. El autor de "El club de los estrellados", Premio a la Mejor Ópera Prima en español de 2009, nos propone una comedia de situación descacharrante, con personajes y escenas inolvidables, y donde de nuevo lo cómico alterna con lo profundamente emotivo, marca de la casa.

Vídeo: "Vive como puedas" - Joaquín Berges - Book trailer. 11/05/2011. Por más que le recomienden tomarse las cosas con calma, y que su mujer, naturista convencida, quiera inculcarle los hábitos de una aburrida vida sana, Luis no gana para sobresaltos. Su primera mujer, Carmen, se ha casado con su primo Óscar, un arribista que no sólo se ha quedado con ella sino también con el puesto al que aspiraba Luis en la empresa de energía eólica para la que trabaja. Entre llamada y llamada de su madre para hablarle de la tensión arterial, Luis intenta resolver los conflictos de su hijo pequeño en el colegio, preocuparse de los líos de sus hijos mayores con las drogas de diseño, asumir que sigue enamorado de Carmen y aplaudir las actuaciones de un peculiar payaso que conoce gracias a sus hijos...



Vídeo: Presentacion 'Vive como puedas' de Joaquín Berges - Fnac Arenas Bcn. /06/2011.Presentación de 'Vive como puedas' de Joaquín Berges, Nuevo Talento de Literatura Fnac. Presenta el acto: Javier Pérez Andújar (escritor). Lugar del acto: Fnac Arenas (Barcelona). Fecha: Mayo 2011.





Almudena Grandes, con vehemencia, nos obliga, mas que invita, a leer el próximo libro de la tertulia. Está invitada.



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ALMUDENA GRANDES ESCALERA INTERIOR
'¡Equilicuá!'
ALMUDENA GRANDES 03/07/2011




¡Equilicuá!



Esa era la única palabra que aparecía en la portada del manuscrito.

"Un placer entreverado de asombro es lo que sintió a medida que avanzaba en su lectura".

Al leerla, la escritora sonrió y pensó que aquella expresión antigua y estrambótica, que le posaba en el paladar un sabor infantil, como un trozo de pan con una onza de chocolate incrustada en el centro, era un título muy raro para una novela. Los otros concursantes habían optado por expresiones más prestigiosas, pero la verdad es que ahora, ocho años después, no se acuerda de ninguna. Ni siquiera de la que ganó.

Recuerda muy bien, sin embargo, lo que sintió al leer aquel manuscrito, un placer entreverado de asombro, que se fue haciendo más sólido, más placer, a medida que avanzaba en su lectura, mientras la diversión que se desparramaba de un argumento tan loco se iba haciendo más compleja, más sutil, hasta desmarcarse por completo, sin piedad, de los modelos que dominan los premios literarios. Era un primer libro, y se notaba. Tenía errores, vacilaciones, excesos y defectos, pero al volver la última página, sólo pudo pensar una cosa. ¡Qué novela más buena!

Con esa sensación rara y espléndida se marchó a Badajoz. Con ella viajó Luis, ingeniero industrial, con un buen trabajo en el campo de las energías renovables, con una buena casa y espacio de sobra para sus cuatro hijos, con un buen amigo, médico de profesión y psicoanalista aficionado, con una mujer joven, perfectamente equilibrada, con una exmujer madura, carnal, fumadora, malhablada, y sobre todo, con una empanada descomunal a cuestas. Un hombre feliz, que cree que es feliz, que no se considera con derecho a sentir que no lo es, que sabe que es infeliz y que escribe un diario para intentar comprender algo de lo que le pasa. Un hombre bueno, que hiere a los demás sin pretenderlo, que se propone ser cariñoso, tierno, progresista, justo, buen amante, políticamente correcto, y casi ninguna noche logra acostarse sin que alguna mujer le llame machista, sin que alguno de sus hijos le reproche su falta de atención, sin que su única madre le haga sentir que es un hijo único defectuoso. Un hombre trivial, al que parece que no le pasa nada, y le pasa la vida, y la muerte le pasa y le parte por la mitad. Un hombre extraordinario, normal y corriente, como cualquiera.

Por eso, porque cuando se sentó alrededor de una mesa con el resto de los miembros del jurado estaba segura de que todos se habrían reído tanto, se habrían emocionado tanto, se habrían sorprendido tanto como ella, y dio por sentado que la reunión sería breve. Se equivocó. Ocho años después, también se acuerda de eso.

-Pero, no lo entiendo... ¿No os gusta? Pero, ¿cómo puede no gustaros? ¿No os ha parecido brillante, emocionante, no os habéis reído? Perdonadme, pero es que no me lo puedo creer...

Y ganó otro libro. Por mayoría, eso sí, porque unanimidad, ni por encima de su cadáver. Estaba tan enamorada de aquella novela que, después de la reunión, hizo algo que jamás había hecho hasta entonces, algo que no volvería a hacer. Cogió discretamente la plica, la abrió, apuntó el nombre y la dirección del autor en un papel y se lo guardó en un bolsillo. Así, cuando volvió a casa pudo seguir haciendo cosas que nunca había hecho. Lo primero fue escribir una carta al autor para contarle cuánto le había gustado su novela, para que lo siguiera intentando, para que no se desanimara, para que supiera que, al menos, ¡Equilicuá! había conquistado a una lectora para siempre en un país donde todos los días se publicaban, con faja y publicidad, libros incalculablemente peores que el suyo. Después llamó a Juan, su lector, su editor, su cómplice.

-Tienes que leerla, tienes que leerla, por favor, por favor, prométeme que la vas a leer...

Desde entonces han pasado ocho años largos y un montón de cosas. A Juan le gustó la novela, encargó un par de informes, los dos fueron buenos, todos propusieron la misma reescritura, el autor se lo pensó, declaró que estaba exhausto, que no podía volver a corregir un manuscrito en el que llevaba tantos años trabajando, que prefería escribir otro libro. Y eso hizo.

En 2009, cuando Tusquets acababa de publicar El club de los estrellados, la escritora y el escritor se encontraron por fin en la fiesta del 40º cumpleaños de su editorial. Aquel encuentro podría parecer un buen final para esta historia, pero, ¡equilicuá!, existe otro mejor.

Joaquín Berges acaba de publicar una novela titulada Vive como puedas y que cuenta la historia de Luis, ingeniero industrial, hombre feliz. No es exactamente el mismo libro que la escritora leyó cuando era miembro del jurado del Premio Ciudad de Badajoz de Novela 2003. Es mucho mejor. Sigue siendo tan raro, tan sorprendente, tan hilarante, y emocionante, y brillante, y tierno como aquel, pero la madurez le ha sentado tan bien como a la seductora exmujer de su protagonista. Lo demás, ya se lo pueden imaginar.

Tienen que leerlo, tienen que leerlo, por favor, por favor, prométanme que lo van a leer...



¿Quién se atreve a no hacerlo?



Nos vemos el 25 de noviembre en para comentarlo.



Y nos vimos.



Y cenamos en La Laguna en El Escaramujo por 21 euros y una comida deliciosa con elaboración justa y mesa estrecha. Algunos comensales hicieron comentarios objetando algunos aspectos del trato del servicio mientras yo comía. La temperatura ideal de 18 grados permitió que nos calentásemos y olvidásemos el otoño lagunero Amparo, Ana, Angeles, Begoña, Conchy, Cristi, Domingo, Lourdes y María José.





La opinión que me averguenza haber mantenido era que se trata de una obra ligera, incluso apresurada, estridente y de truco fácil y exagerado. Que pretende aparentar profundidad mediante unos problemas que superan la capacidad de análisis del autor. Además de utilizar trucos desgastados con la osadía de citar las fuentes de procedencia.





La llamada de Amparo en pleno trabajo interrumpido por las carcajadas que producía la lectura ya me advirtió de una intesidad que había despreciado injustamente. El comentario de Lourdes advirtiendo de la dificultad de plasmar por escrito el lenguaje oral y diálogos complejos entre personajes muy diversos me hizo reflexionar sobre el desprecio hacia lo que parece lectura fácil. Begoña insistió en la estructura que engarza los distintos detalles de forma que parece muy natural. Esto provocó que cambiara mi parecer sobre la previsibilidad de los acontecimientos, de forma que lo que me parecía un defecto se convirtió en un efecto que podría ser deseado por el autor para crear un vínculo extra con el lector-descubridor-anticipador-constructor. Lo que me parecía una comedia de situación atropeyada empezaba a dejar ver una profunda reflexión sobre nuestro tiempo y las relaciones humanas que sufre el desprecio por ser divertida y te irrita por compartir la misma cultura cinematográfica. Sigo echando de menos un poco de compasión por los personajes, si la hay está camuflada por una acidez que no invita a la empatía.





No pienso avergonzarme de ninguna carcajada y pienso ser agradecido con quien las provoca. (Margarito)

3 comentarios:

  1. ¡Qué sentir más grande!

    Veréis... arreglando la entrada, reduciendo los espacios en blanco resultantes de la incorporación de información, editándola nuevamente, en definitiva, no he conservado los comentarios que se habían realizado, dos de los cuales eran del porpio autor del libro de nuestra tertulia, Joaquín Berger.

    La verdad es que lo siento; para solventarlo resumiré, más o menos, lo que decían...

    Primeramente, Joaquín se congratulaba de la celebración de nuestra reunión del viernes y nos expresaba lo que le hubiera gustado poder estar compartiéndola con nosotros.

    Al leer su comentario, me apresuré a contestarlo, como suelo hacer con todos los que participan con sus opiniones o valoraciones; escribí mis impresiones del libro mientras lo leía en el "Insti", cómo compartía con algunas compañeras algunas líneas y cómo nos reíamos juntas, cómo disfruté con la lectura.

    La sorpresa fue cuando hoy me encontré con la alegría de ver, nuevamente, un comentario de Joaquín en el que nos saluda con unas afectuosas palabras, despidiéndose, espero que hasta pronto, con un fuerte abrazo.

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  2. Joaquin Berges al rescateeeeee...!!!!

    Aquí estoy, Amparo, para reiterar lo dicho. Que os agradezco la lectura y los comentarios, la sinceridad de Margarito y vuestros afectuosos abrazos.

    Espero que el próximo año estéis leyendo otra novela mía.

    Más abrazos desde la hoy nublada Zaragoza para ti, Amparo, y para Margarito, Ana, Angeles, Begoña, Conchy, Cristi, Domingo, Lourdes y María Jose. ¿Me dejo a alguien?

    Joaquin

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  3. Una cuestión pendiente, por lo tanto interesante: el último paréntesis parece claro que lo escribe la lectora, mujer del protagonista, en mi opinión los demás también porque comparten el tono reprobatorio e insultante. Begoña y Lourdes opinan que el resto de los paréntesis los escribe el reflejo del protagonista, de esa forma se refuerza esa dualidad y diálogo consigo mismo.
    Si alguien quiere aportar alguna opinión sobre el tema lo agradeceremos, si no seguiremos con la custión pendiente y, por lo tanto, con su interés. (Margarito)

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