miércoles, 17 de mayo de 2017

"Cáscara de nuez" de Ian McEwan.


     No hace falta ninguna justificación para disfrutar de las descripciones detalladas y generadoras de contexto de Ian McEwan. En esta ocasión realiza algo más que un ejercicio de estilo al ni siquiera pretender justificar al narrador. En este caso no sólo no se justifica sino que es imposible hacerlo ya que se trata de un no-nacido, de un feto que describe (imposible) hasta lo que no ve, para colmo, no sólo describe, sino que incluso participa activamente en una acción de intriga.
    El vínculo con la realidad, a través de la madre, es fundamentalmente biológico, en especial se ejemplifica en las intoxicaciones alcohólicas. Pero desde esta base llega a tener una actuación activa en la resolución de la trama criminal. Trama ambientada con unos toques eróticos.
              Interesante es la transgresión de la maternidad, tradicionalmente asociada a la bondad, que en este caso cae en la mentira, el crimen y, en especial, la estupidez. Todo esto apenas justificado por el placer sexual que le ofrece un personaje que sólo tiene eso que ofrecer. La adicción sexual en el que cae no es sino una manifestación más de la simpleza que no se sustenta ni siquiera en el amor sin justificación. Amor injustificado el que siente el padre por una madre que no es sino eso.





      

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