Aprovechamos la ocasión para recordar que John Banville también escribe tras el seudónimo de Benjamin Black novelas de serie negra que seguro son aprovechables para otra tertulia.
La mejor novela del ganador del Premio Booker y del Premio Kafka, antesala del Nobel.
Alexander Clave es un viejo actor de teatro que recuerda su fugaz e intenso primer amor. Un rodaje cinematográfico le llevará a intimar con una joven y popular actriz cuya vida se ha asomado al abismo y al inesperado hallazgo de respuestas acerca del destino final de las mujeres que marcaron a fuego su vida.
«John Banville, recurrente candidato al Nobel, se mueve en terrenos proustianos y nabokovianos armado con un arma definitiva: el estilo… Páginas fabulosas sobre la fascinación sexual… El sorprendente giro final demuestra que, aunque el irlandés sea sobre todo un estilista, a veces la trama también es estilo.»
Nadal Suau, El Cultural
«A las palabras, John Banville, autor insólito, sugerente, les saca brillo.»
Jesús Ruiz Mantilla, El País
«La grandeza de Banville reside en su prosa límpida, armada frase a frase con maneras de orfebre… Antigua luz es un nabokoviano juego de espejos deformantes, tramposos reflejos y falibles recuerdos, exquisita muestra de introspección y de memoria inventada.»
Javier Aparicio Maydeu, Babelia
«Una narración bellísima y muy erótica, hasta el punto que parece que el autor hace el amor con las palabras.»
Carmen Sigüenza, Agencia EFE
«Banville demuestra su talento para escribir sobre la verdadera textura del erotismo… Merece vender diez veces más que Cincuenta sombras de Grey.»
Sunday Express
«El jurado de Estocolmo debería descolgar el teléfono ya mismo.»
Financial Times
«¡Qué guía de excepción es el increíblemente talentoso Banville hacia lo más extraño de nosotros mismos y de nuestro viaje!»
The Observer
«Algo así como lo que brinda el gran escritor portugués José Saramago: un mundo a la vez azaroso, de ensueño y profundamente arraigado en la experiencia.»
The Times
«Banville es un maestro y su prosa un deleite incesante.»
Martin Amis
«Una nueva novela deslumbrante… Toda la gracia y el aplomo que esperamos del autor.»
The Independent
«Un artista nabokoviano... Leerlo es como planear sobre un lago de praliné: un proceso majestuoso, delicioso y que pide ser saboreado.»
Independent on Sunday
«Una lectura absorbente, cuyo final transforma todo aquello que la ha precedido. Una prosa que se regocija en los menores detalles tanto físicos como psicológicos.»
Metro
«Aquí encontramos ecos de Yeats y Joyce, de Beckett, de Proust y de Nabokov. Banville ofrece la consolación del arte. Un extraordinario bálsamo para las vidas heridas.»
The Irish Independent
«Aunque técnicamente se trate de una trilogía junto con Eclipse e Imposturas, Antigua luz se sostiene como una novela independiente... Está deslumbrantemente escrita, pero también es un libro lúdico, lleno de intrigas... La mente de escritor de Banville sueña a la velocidad de la luz.»
The Irish Times.
El Archete, de La Laguna, ya no en Candelaria ni en Santa Ana aunque le quede la tradición marinera en forma de platos de atún con batata y cherne marinado, excelentes para mi gusto. Nos queda pendiente el guachinche que el mismo propietario-cocinero tiene en Araya a la espera de próximas tertulias. Regado con un tinto Rivera del Duero comimos una ensalada, espuma de ensaladilla, batatas con atún, pescado marinado, berenjenas rellenas, de postre helado de queso que entusiasmo a alguna, otro de chocolate y otro que se me olvidó. Sorprendió la comida, a pesar de que el Archete tiene una más que larga historia y de los comentarios adversos. El precio agradó también, 20 euros muy disfrutados aunque el local estaba lleno y el piso superior ocupado por una cena de empresa. Estas circunstancias nos obligaron a juntarnos mucho y permitirnos casi hablar al oído, facilitado por ser seis personas, de esta manera una dificultad la convertimos en virtud comunicativa.
La intimidad producto de la cercanía física y la complicidad nacida de habernos leído un libro de no fácil lectura ni trama sencilla y cerrada hizo que la conversación se animara, no sólo sobre lo que el libro nos describe, sino suponiendo tramas e historias más allá de lo escrito. Nos sorprendió como el tema principal, coincidimos en que se puede considerar la reconstrucción de la propia historia, parece el mismo que el de la obra de la anterior tertulia El sentido de un final de Julian Barnes. No sólo el tema, incluso la forma, ya que la primera persona masculina reflexionando sobre su biografía tomando como eje vertebrador un episodio amoroso, sirve para analizar sentimientos y relaciones y resaltar la necesidad de los demás en la reconstrucción fragmentaria de nuestro yo coincide en las dos obras.
La lectura de la densa obra no parece que fuese fácil y señal de eso es que de los seis contertulios tres nos la leímos completa y el resto la estaba acabando, a pesar de eso la trama tiene una primera lectura que puede seguirse como una historia de amor juvenil con una mujer mayor, pero no se agotan ahí las posibles interpretaciones porque se nos plantea si esa historia ha condicionado el desarrollo de la biografía del personaje y de los que se relacionan con él. Así se contempla desde una vejez reflexiva una historia de la que fluyen otras cuya resolución, o no, debemos buscar en otras obras con los mismos personajes. Lourdes, proponente de esta novela para la tertulia, defendió la necesidad de una lectura sosegada y razonada, no dispersa en el tiempo, para aprovechar mínimamente la riqueza que se nos ofrece. Otros pensaban que, más bien se producían elucubraciones pseudo filosóficas sobre una historia sentimental. Sentimental pero sobre todo sensorial: las descripciones del paisaje irlandés, de la sociedad y economía de esa isla, se nos introducían en nuestros sentidos a través de la lectura y la historia de un niño, con sus rabietas, con una mujer, más mayor de lo que parecía, nos mostraba la urgencia de la vida, la necesidad de vivir cada momento, sensación y sentimiento con la intensidad del primero y el último par convencernos de que la edad más importante es la inversa de la cronológica, que no cumplimos años sino que los dejamos atrás, que no tenemos tantos años sino que nos faltan tantos otros que no sabemos ni cuántos ni cómo serán.
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