miércoles, 7 de septiembre de 2016

"Pecados sin cuento" de Richard Ford.


 Para evitar que los recuerdos se diluyan como lágrimas en la lluvia me gustaría recordar los pecados de Richard Ford. Al tratarse de relatos el riesgo de disolución es mayor, ya no líquido sino gaseoso, por lo que intentaremos evitar que estos cuentos queden como peo al viento. En otra entrada presentaba el libro y resumía algunos cuentos El cultural de El Mundo, pero no abarcaba a todos por lo que pretendemos complementar ese artículo.

     Los escenarios americanos que durante la lectura recreamos mediante los recuerdos fílmicos pretendemos, en esta entrada, ofrecer alguna referencia fotográfica que no creemos que enturbie la imagen original sugerida por la lectura.
          Intimidad ocurrió en una época en que mi matrimonio era todavía feliz (Pos. 17) pero deja ver la infelicidad del deseo inquieto a través de la grieta de la visión de un mujer que puede parecer algo que no es pero que se espera en el frío de la soledad de una ciudad industrial en invierno...y mi vida entró en aquel momento en lo que sería u primer y largo ciclo de deprimente frustración (Pos. 82).
          Momentos exquisitos nos expone desde la mirada del conductor que ve como atropellan a una viandante mientras se dirige a pasar la noche con una mujer casada que reproducía la conducta de su padre,  que lo informó en una conversación hombre a hombre en una tarde de pesca, al tiempo que va a dar una conferencia sobre la muerte de Diana de Gales que murió un día antes que la mujer de un amigo. Todo esto en un Chicago frío y lujoso que resalta la vacuidad de los sentimientos humanos frente a la siempre presente muerte.
             Resignación comienza con la que podría ser la misma conversación padre-hijo del cuento anterior pero con escena de caza desastrosa de patos. En ella el padre no logra recomponer su imagen tras haber abandonado a su mujer e hijo para ir a vivir con un hombre en Nueva Orleans, la madre sí se recompone en compañía de un músico negro, su jardinero. El padre proporciona la regla de oro de la vida  Antes de follarte a alguien, intenta imaginar cómo te sentirás después de follártelo. "¿Comprendes?"(en español en el original) (Pos. 957). El repaso de los recuerdos lle va al protagonista a reflexionar sobre lo que somos y en qué medida es producto de las decisiones de los progenitores.
              Encuentro empieza con un encuentro en Grand Central Station con un hombre con cuya mujer se había acostado con el narrador en Saint Louis y que terminó violentamente en la habitación de un hotel de Saint Louis -un viejo granero, bonito y elegante llamado Mayfair- (Pos. 1071 y 1084) este hombre espera a su hija que regresa de París, donde vive con su madre en trámites de divorcio. En ese encuentro rememora, en medio de la gente, su antigua relación.
               Cachorro puede entenderse como un cuento de terror en que un lindo perrito que aparece en El jardín de la cómoda casa de un matrimonio desata los miedos y los temores de la pareja. él abogado exitoso que viaja mucho a la urbe Saint Louis, ella abogada activista que vive Nuestra casa hace esquina, y se halla situada en el elegante barrio histórico. Es grande y antigua, y llama la atención -es una construcción típica del Barrio Francés- (Pos. 1212)
           
     Centro de acogida nos narra un viaje de una peculiar familia, incluye el ex de su hermana, a Snow Mountain Highlands. Extraño vínculo que muestra las carencias afectivas y las dificultades de satisfacerlas de los personajes.

     Bajo el radar nos cuenta como un matrimonio, de vida más que resuelta, entablan una espinosa conversación en el coche yendo a cenar a casa de unos amigos. El atropello de un mapache subraya la violencia del diálogo al borde de la carretera junto al embalse Shenipsit.

    Canadiense es Montreal donde vive con su marido e hijo pero viaja y folla con un compañero de trabajo divorciado. Los hombres creen que las mujeres no cambiarán nunca; las mujeres creen que los hombres siempre están a punto de cambiar (Pos. 2600).
      Caridad parte del primer día de vacaciones  de una pareja, ella abogada y él policía(detective) 22 años tras un incidente en que su compañero murió y él es herido lo jubilan, para desarrollar su trabajo creativo para desarrollar juguetes y tener una aventura con otra artesana. Como punto y aparte plantean una vacaciones por Maine con previsible cambio de domicilio. Un road-relato emocional que visita la costa americana tropezándose con personajes muy peculiares.
    Abismo parece una pequeña novela previa a un película de Hitchock. Una pareja laboral, agentes inmobiliarios de éxito, describen sus encuentros que tras atropellar a una liebre acaban, nunca mejor dicho, en el Gran Cañón.
                                                                                                                                                                                                                                                      Raro es que mantengamos la costumbre mensual de reunirnos y celebrar la vida juntos en forma de comida, más raro parece, en especial a los demás, que lo hagamos hablando de libros, pero lo que parece, más que raro, imposible  es que lo pasemos bien, que no queramos irnos, que no nos cansemos y que germine en nosotros una tremenda curiosidad por la lectura propuesta. Raritos somos y lo disfrutamos juntos y por separado. 
          El viernes 16 de septiembre, fecha clave para los que celebran algo ese día como los llamados Abundio, nos reunimos Ana, Calola, Domingo, Lourdes, Luis, Maive, María José y Tomás en el restaurante Los Olivos de La Laguna.   24 euros pagaron una de las mejores comidas de las que hemos disfrutado. Unos nachos con guacamole y humus inauguraron la fiesta del paladar. Con la dosis propicia para Lourdes, no para el que esto escribe, nos ofrecieron unos saquitos de langostinos y cangrejo que tras su apariencia convencional escondían un frágil equilibrio flotante en una salsa con un toque picante adornada con pétalos de flores. Las alcachofas en tempura estaban tan buenas que camuflaban su alcachofidad en una tempura gruesa sobre la una salsa que, aunque parecida a la anterior, no nos cansaba. El escaso bacalao con espárragos fue de difícil división y reparto. Una pluma, secreto o lo que sea de cerdo cerró la fase de los platos principales, hecho en su justa medida, o sea: poco hecho. Acabamos con unos postres en los que me gustaron especialmente una variedad de chocolates que María José no apreció mucho, un helado de mango en sopa de fruta, gustó a Tomás.  El vino fue el Portia de la foto que degustamos con moderación.
     Del libro se habló bastante, incluso a dos voces según queja de María José. No parece que hubiese una valoración clara y definitiva de los relatos. Se reconocieron temas comunes como lo frágiles e insatisfactorios de los sentimientos y la incapacidad de la pareja para completar las necesidades humana, la aparición de animales atropellados, la localización exacta de las direcciones, los coches, los hoteles. Nos dimos cuenta de cómo se abstraía de los problemas económicos, políticos y sociales, dejándolos como telón de fondo. Excepción a destacar es Resignación relato en el que aparecía, en el sur de USA, las secuelas de la esclavitud y la segregación racial y económica. La superación de las infidelidades por las parejas establecidas fue resaltado por Ana, Maive lo justificó por estar la obra escrita por un hombre. Las elipsis señaladas por Ana fueron consideradas por Lourdes como un elemento principal de las obras, en tanto que sabiendo lo que sucede crea incertidumbre sin restar continuidad. Maive consideró que algunos relatos eran excesivos en longitud y que le parecían pesados. Las dudas creadas por algunas informaciones que no se completaron, como en el caso del coche en Abismo ofrecían la posibilidad de dejar abierta a posibles interpretaciones no definitivas.
     Tras la cena, Tomás tenía clara la propuesta de obra y lugar para la próxima tertulia por lo que se decidió y concretó la fecha: 28 de octubre, Afuego El lector del tren de las 6,27 de Jean-Paul Didierlaurent.

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