martes, 4 de noviembre de 2014

"El ardor de la sangre" de Irène Némirovsky.


        A veces la historia de un libro es más novelesca que la historia que nos relata el libro. Si ya nos emocionamos con la Suite francesa por lo real de la historia y el sufrimiento que emanaba, ahora disfrutamos del producto del trabajo de investigación de dos biógrafos de Irene Némirovsky que, en colaboración con la hija, lograron reconstruir un manuscrito y ofrecérnoslo a la lectura. Lectura breve que se completa con la historia de la investigación y una biografía de la autora, en la que se citan alguna de sus obras.
          La agradable lectura de este culebrón rural francés contrasta con la historia de su autora. Tras la historia de las pasiones debidas a la temperatura sanguínea parece haber como una sospecha que nos hace pensar que hay como una mentira tras la aparente arcadia. Los personajes se transforman desvelándose tras un decapado en el que nos estimula un sentimiento lo más parecido a la piedad.
     




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