Y no me creo que no continúe ¿En cuántas páginas puede estar encerrada una buena novela? ¿Si la cárcel es grande, se disfruta de más libertad? Sensación de no completo, de final repentino, de no finalizado, de preguntas y más preguntas sin respuestas, sólo conjeturas y una sola certeza. Sabemos quién es el autor,de quiénes procede, donde vive y ha vivido, cuáles son sus sufrimientos y por qué escribe: para hacerse preguntas que no responde.
Me gusta la novela negra,policial. Me gusta la novela porque es investigación y el escritor un detective que descubre en sí una historia. En este caso una historia con víctimas ¿muchas o pocas? ¿6, 10 millones? ¿sus descendientes? ¿los hijos que no tuvieron? Quizás el mayor de los crímenes es el habernos inoculado definitivamente la desconfianza. Los monstruos de la razón. No poder creernos que el conocimiento libera, que la ciencia nos hace mejores, que la industria sea para fabricar. El crimen de hacernos pensar que se puede fabricar en serie la muerte con los mejores medios disponibles y con la mejor de las organizaciones y que nuestro vecino,nosotros mismos, podemos ser, no sólo consentidores, incluso los ejecutores.
También me gustan los libros de viajes, viajes que siempre son en el tiempo y en el espacio. Espacio urbano que sin salir de los barrios de París nos transporta a toda Europa, al mundo. Barrio a barrio, calle a calle, pares e impares, edificio a edificio que se transforman en el tiempo con la vitalidad organicista urbana del paso, peso, de la historia. La ciudad que se expande, el campo que se achica, la libertad bajo unos adoquines que esperan ser levantados para exhumar lo imposible.
Esta historia, Historia, que seguirá siendo contada a través del personaje de Louki en En el café de la juventud perdida no parece, pasado el tiempo, tener la urgente necesidad de testimoniar la memoria de los que dejaron de ser y que nos obliga a mantener vivos los crímenes en los que eludimos pensar, pero es recorrida por la tenue energía de la huida del aburrimiento que al igual que el olvido cuanto más intentamos alejarnos más dentro estamos.
Para recordarla reseñamos la obra mediante este post de vidactiva.com:
En el café de la juventud perdida, de Patrick Modiano Premio Nobel de Literatura 2014
París, años sesenta. En el café Condé se reúnen poetas malditos, futuros situacionistas, y estudiantes fascinados por la bohemia parisina. Y aunque la nostalgia de aquellos años perdidos parecería ser el tema central de la novela, Modiano le da un giro sorprendente. Porque En el café de la juventud perdida es también una novela de misterio. Todos los personajes, todas las historias, confluyen en la enigmática Louki.
“La obra de Modiano se caracteriza por un tono directo pero de gran belleza; atiende a la memoria histórica, pero también a su historia personal; y tiene en el París de la Segunda Guerra Mundial no solo escenario para sus historias, sino un personaje principal”
Cuatro hombres nos cuentan sus encuentros y desencuentros con la hija de una trabajadora del Moulin-Rouge. Algunos la buscan, otros la aman, y para casi todos ellos la chica encarna el inalcanzable objeto del deseo. Louki, como todos los que la acompañan en su vagabundeo por un París espectral, es un personaje sin raíces, que vive inventando identidades, renaciendo una y otra vez, luchando por construir un presente perpetuo. Modiano recrea alrededor de la fascinante y conmovedora figura de Louki el París de su juventud, al mismo tiempo que construye con su estilo inconfundible una hermosísima novela sobre el poder de la memoria y la búsqueda de la identidad, dos grandes ejes de la obra del escritor francés.
El autor, Patrick Moldano
Patrick Modiano nace en Boulogne-Billancourt el 30 de julio de 1945. Hijo de una actriz belga y de un hombre de negocios italiano, creció entre Jouy-en-Josas y la Alta Saboya. Las ausencias repetidas de sus padres le acercan a su hermano mayor, Rudy, que muere a la edad de diez años. Tras aprobar la selectividad, decide dedicarse plenamente a la escritura. Sus primeras obras giran en torno a la ocupación nazi y el colaboracionismo (El lugar de la estrella, galardonada con el Premio Roger Nimier y el Premio Fénéon, La ronda de noche y Los bulevares periféricos). En 1978 obtiene el Premio Goncourt por La calle de las tiendas oscuras, una novela en la que la Segunda Guerra Mundial, y en 1984 recibe el Premio de la la Fundación Pierre de Mónaco por el conjunto de su obra. En castellano, entre otras, también se han publicado Domingos de agosto, Viaje de novios, El rincón de los niños,Las desconocidas, Dora Bruder y Joyita. Este gran autor, de una extremada sensibilidad, describe en sus ficciones la búsqueda de la propia identidad, que oscila entre el recuerdo desgarrador y la tentación de la amnesia benéfica.
Premio Nobel de Literatura 2014
El escritor francés Patrick Modiano fue galardonadez máso con el Premio Nobel de Literatura 2014 por su obra centrada en temas como la memoria, la identidad y la culpa. El premio fue anunciado por Peter Englund, secretario permanente de la Academia Sueca, quien dijo del autor francés que es “alguien que ha escrito muchos libros que se hacen eco unos a otros”, y que hablan de “memoria, identidad y aspiraciones”.
Una vez más seguimos con la costumbre de reunirnos. En esta ocasión fue el viernes 7 de noviembre a las 21,30 en Malela, calle San Juan de La Laguna. En este lugar compartimos habitación con otra mesa Ana, Ángeles, Calola, Domingo, Maive, María José y Tomás. Lourdes y Luís no pudieron asistir por cansancio y Begoña excuso su ausencia.
De entrada tuvimos la difícil elección del vino: María José, habitual somelier, eligió un Rivera del Duero; en cambio Maive y Domingo prefirieron otro vino de Toro ante la falta de lágrima del Ebeya. Los desaciertos siguieron con la comida: risotto con tinta de calamar que resultó bastante soso y, para algunos, de presencia siniestra; tataki de atún rechazado por algunos por estar crudo; pastel de carne que le sobraba granos de sal, en opinión del que esto escribe; Tomás siguiendo con su dieta pidió ensalada césar pero su aliño con anchoas le resultó demasiado fuerte; los postres agradaron consistentes en una crema, helado don higos y tarta de chocolate. Domingo ejerció su habitual función de vacuum cleaner aunque no bebió mucho porque fue con la moto. En general, exceptuando María José y Ana, agradecimos la dieto hipocalórica ya que Ángeles y Maive habían almorzado de forma tardía y sobrada y el resto de los cuerpos estaban sobradamente sobrados.
El disgusto gastronómico tuvo un perfecto maridaje en los comentarios sobre el libro. Patrick sufrió, en su íntima timidez, un concierto de cacofonías otorrinas desde que los comensales dejaron de utilizar sus bocas para comentar la comida. De esta forma se manifestaron todos excepto Domingo, María José(sí comía) y Maive. Tras la llegada de Maive la cosa no sólo no cambió, sino que ésta continuó en la misma tónica. Por si no queríamos arroz, los no presentes manifestaron su coincidencia vía telemática, incluso Lourdes que lo propuso. ¿Puede explicar esto su ausencia?
Alguien tiene que hablar bien del libro, es un premio Nobel, lo elegimos el viernes después de fuera hecho público el suceso, apenas pasa de las cien páginas, fue barato...Menos mal que estoy yo y si no tendría que inventarme. No me gusta que un libro ponga de manifiesto mis carencias, me parece un desprecio al lector que el autor desde su puesto de privilegio maltrate al lector por desconocer lo que el escritor elige como relevante. Pero en esta obra la ignorancia de lo que el escritor presume de haber vivido me sirve como impulso para conocer y el socrático sólo sé que no sé nada sirve de impulso peripatético. Así la obra me plantea la necesidad no de aprenhender, sino de vivir el siglo XX advirtiéndome del engaño senil de creer que el XXI es mi siglo. Muchos seguimos con las pesetas y con muchos hábitos mentales del XX sin haber vivido, pensado y sentido la centuria en que nacimos. Para contribuir a solventar esta carencia no bastan los libros de historia, ni las biografías, ni siquiera la falsa autenticidad de las autobiografías. Tampoco es suficiente, pero estimula, la investigación siempre personal a partir de las cosquillas que en la consciencia puede hacer una nota en el periódico. Maive nos comentó que todo el océano está en una gota de agua, de forma análoga nos podemos aproximar al S.XX a través del microscopio que analiza el ombligo del protagonista, escritor, enigma....Siempre de forma incompleta e inacabada, para historias acabadas está la ficción como alternativa manipulable que transita nuestro autor. Pero el océano de la vida se desparrama en multitud de meandros de vida, de edificios, de escritos, música, películas que tendremos pendientes sin que nos ofrezcan ningún atajo o isla que nos de seguridad.
María José comentó que su lectura fue más agradable porque se ahorró la mediación de la traducción. Parece que en francés original es más fluido. Seguramente sea así pero lamento no estar en condiciones de hacer la comparación como la hizo María José.
El resto de los contertulios, presentes y ausentes, parecían coincidir en que la mayor virtud del libro era su extensión, poco más de cien páginas y de fácil acceso. Aún así pensaban que no era necesaria tal profusión de descripciones, de calles de edificios y sus microvariaciones a lo largo del tiempo. Que citar autores, libros, música y películas es una forma de arrogancia, más cuando están referidas a un contexto muy concreto. Que le falta una historia que vertebre y estructure el libro ya que la intriga se resuelve desde antes de empezar. Que se mezclan reflexiones con descripciones de forma confusa...
Todo esto y mucho más motivó a Ángeles a hacer una propuesta. El mucho más tiene que ver con la sobrina de Ángeles que se lo regaló a su tía que le entusiasmó hasta el punto que se lo ha pasado varios miembros de la familia y todos lo han devorado con mucho gusto. Además parte del libro está ambientado en París y su historia es de investigación detectivesca como, de alguna manera, lo es el que nos ocupa. Ana propone como lugar para comer La Comarca en la carretera de Geneto.
Una vez más seguimos con la costumbre de reunirnos. En esta ocasión fue el viernes 7 de noviembre a las 21,30 en Malela, calle San Juan de La Laguna. En este lugar compartimos habitación con otra mesa Ana, Ángeles, Calola, Domingo, Maive, María José y Tomás. Lourdes y Luís no pudieron asistir por cansancio y Begoña excuso su ausencia.
De entrada tuvimos la difícil elección del vino: María José, habitual somelier, eligió un Rivera del Duero; en cambio Maive y Domingo prefirieron otro vino de Toro ante la falta de lágrima del Ebeya. Los desaciertos siguieron con la comida: risotto con tinta de calamar que resultó bastante soso y, para algunos, de presencia siniestra; tataki de atún rechazado por algunos por estar crudo; pastel de carne que le sobraba granos de sal, en opinión del que esto escribe; Tomás siguiendo con su dieta pidió ensalada césar pero su aliño con anchoas le resultó demasiado fuerte; los postres agradaron consistentes en una crema, helado don higos y tarta de chocolate. Domingo ejerció su habitual función de vacuum cleaner aunque no bebió mucho porque fue con la moto. En general, exceptuando María José y Ana, agradecimos la dieto hipocalórica ya que Ángeles y Maive habían almorzado de forma tardía y sobrada y el resto de los cuerpos estaban sobradamente sobrados.
El disgusto gastronómico tuvo un perfecto maridaje en los comentarios sobre el libro. Patrick sufrió, en su íntima timidez, un concierto de cacofonías otorrinas desde que los comensales dejaron de utilizar sus bocas para comentar la comida. De esta forma se manifestaron todos excepto Domingo, María José(sí comía) y Maive. Tras la llegada de Maive la cosa no sólo no cambió, sino que ésta continuó en la misma tónica. Por si no queríamos arroz, los no presentes manifestaron su coincidencia vía telemática, incluso Lourdes que lo propuso. ¿Puede explicar esto su ausencia?
Alguien tiene que hablar bien del libro, es un premio Nobel, lo elegimos el viernes después de fuera hecho público el suceso, apenas pasa de las cien páginas, fue barato...Menos mal que estoy yo y si no tendría que inventarme. No me gusta que un libro ponga de manifiesto mis carencias, me parece un desprecio al lector que el autor desde su puesto de privilegio maltrate al lector por desconocer lo que el escritor elige como relevante. Pero en esta obra la ignorancia de lo que el escritor presume de haber vivido me sirve como impulso para conocer y el socrático sólo sé que no sé nada sirve de impulso peripatético. Así la obra me plantea la necesidad no de aprenhender, sino de vivir el siglo XX advirtiéndome del engaño senil de creer que el XXI es mi siglo. Muchos seguimos con las pesetas y con muchos hábitos mentales del XX sin haber vivido, pensado y sentido la centuria en que nacimos. Para contribuir a solventar esta carencia no bastan los libros de historia, ni las biografías, ni siquiera la falsa autenticidad de las autobiografías. Tampoco es suficiente, pero estimula, la investigación siempre personal a partir de las cosquillas que en la consciencia puede hacer una nota en el periódico. Maive nos comentó que todo el océano está en una gota de agua, de forma análoga nos podemos aproximar al S.XX a través del microscopio que analiza el ombligo del protagonista, escritor, enigma....Siempre de forma incompleta e inacabada, para historias acabadas está la ficción como alternativa manipulable que transita nuestro autor. Pero el océano de la vida se desparrama en multitud de meandros de vida, de edificios, de escritos, música, películas que tendremos pendientes sin que nos ofrezcan ningún atajo o isla que nos de seguridad.
María José comentó que su lectura fue más agradable porque se ahorró la mediación de la traducción. Parece que en francés original es más fluido. Seguramente sea así pero lamento no estar en condiciones de hacer la comparación como la hizo María José.
El resto de los contertulios, presentes y ausentes, parecían coincidir en que la mayor virtud del libro era su extensión, poco más de cien páginas y de fácil acceso. Aún así pensaban que no era necesaria tal profusión de descripciones, de calles de edificios y sus microvariaciones a lo largo del tiempo. Que citar autores, libros, música y películas es una forma de arrogancia, más cuando están referidas a un contexto muy concreto. Que le falta una historia que vertebre y estructure el libro ya que la intriga se resuelve desde antes de empezar. Que se mezclan reflexiones con descripciones de forma confusa...
Todo esto y mucho más motivó a Ángeles a hacer una propuesta. El mucho más tiene que ver con la sobrina de Ángeles que se lo regaló a su tía que le entusiasmó hasta el punto que se lo ha pasado varios miembros de la familia y todos lo han devorado con mucho gusto. Además parte del libro está ambientado en París y su historia es de investigación detectivesca como, de alguna manera, lo es el que nos ocupa. Ana propone como lugar para comer La Comarca en la carretera de Geneto.
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