Lele a través de Lourdes, sabiendo de mi gusto por la novela negra e Irlanda, me pasa y presta este novelón. Novelón por extensión y por más motivos que expondré a continuación.
Tras un comienzo a lo Agatha Cristie, por lo bueno y por lo no tanto, en que se presenta una situación intrigante en un ambiente un poco desdibujado en el que se va construyendo un mundo de intrigas y dramas familiares que atraviesa el Atlántico como lo ha hecho la emigración irlandesa.
Utilizando los recursos propios del género, como la intriga provocada por las situaciones interrumpidas y los capítulos con final abierto para saltar a tramas paralelas, vamos adentrándonos en las clases sociales producto de un modelo económico que fomenta la desigualdad creciente. La utilización de los instrumentos narrativos de la novela negra y de intriga, siendo evidente y notable, se hace con una alta efectividad, de hecho los herederos de Raymond Chandler le encargan a este autor la continuación de las aventuras de Philip Marlowe, como ya ha realizado.
Benjamin Black, pseudónimo de John Banville, no me sorpende con este envoltorio nuevo de sus temas de las nóvelas de género más difuso. Sí me sorprende que no me sorprenda ya que si el señor Banville nos sumergía en Irlanda a través de historias que a partir de lo íntimo y de la autoreconstrucción de la memoria nos dejaban en una babia sugerente, el señor Black también lo hace cerrando, ahora sí, las historias pero de una manera falsa ya que los personajes subsisten en nuestro pensamiento con todos los condicionantes de su biografía y, sobretodo, de sus condiciones socioeconómicas.
Las relaciones íntimas, especialmente las sexuales, nos informan de una manera especial sobre los personajes. En esta obra parece que los vínculos filiales, de sangre o adquiridos, parecen predominar, más que como pertenencia a una familia a un clan económico. Me resultó curioso la presentación de forma muy erótica de la relación sexual entre un hombre relativamente joven y una mujer relativamente mayor, de forma muy parecida a cómo nos la presentó en Antigua luz.
Como los buenos vinos que se multilican en boca y sus cualidades pemanecen estimulando la evocación de lo que no ha sucedido, esta novela me deja pensando en lo que no se ha escrito y se puede escribir. Mejor: en lo que no he leído y puedo leer.
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