domingo, 6 de enero de 2013

"Un cuarto propio" de Virginia Woolf.


      La conferencia Las mujeres y la novela dictada por Virginia Woolf a un grupo de mujeres jóvenes estudiantes se publica en 1929 como A Room of One's Own y en castellano, traducida por Borges en 1929.  Durante más de una hora, 125 páginas, Virgina Woolf insiste en las necesidades prácticas: un cuarto propio y quinientas libras esterlinas al año. Realismo que no sólo simboliza la necesidad de autonomía e introspección, sino realmente unas condiciones mínimas de existencia que permitan el desarrollo y la dedicación para la escritura de la novela. Esto nos lo muestra con la supuesta anécdota de que el mismo día que se reconoce el derecho al voto para la mujer se le comunica la herencia que le otorga quinientas libras anuales, desde el punto de vista creativo es más importante el logro económico que el político. Todo esto se pone de manifiesto con los datos en los que se muestra que la práctica totalidad de los escritores, escasísimas escritoras, procedía de clases económicamente privilegiadas, a pesar, del aparente progresivo acceso a la educación, lectura y escritura "es más fácil para un hijo de esclavo griego llegar a escritor que aun obrero en nuestros días".
    En una investigación por el Museo Británico se estudian los libros, escasos, sobre mujeres. Divertidísimas opiniones que muestran la imagen masculina que se tiene de la mujer. Imagen mucho más rica en lo que se refiere a los personajes femeninos en las obras de ficción de los hombres. Tras esto se estudian las actividades literarias de las mujeres y las reacciones que generan. Una imaginaria, luego real, hermana de Shakespeare nos ejemplifica la imposibilidad de que una mujer de talento se dedicara a la literatura y cómo varios ejemplos de ellas que sí lo hicieron y cuánto les costó. Las exitosas Jane Austen, las hermanas Brontë y George Elliot completan lo que denomina las cuatro maravillosas que son relacionadas con ejemplos de literatura en lengua inglesa, rusa y francesa....echamos de menos ejemplos hispanos y más exóticos pero parece entendible por la poca permeabilidad de las lenguas y culturas que ahora disfrutamos con el fenómeno de la globalización. En estos paseos literarios por el Museo Británico destaca la figura de Thackeray, conocido hace poco gracias a mi compañera Lourdes que me prestó La feria de las vanidades,y otros muchos que por la ignorancia de la literatura anglosajona de la época no me sirven de referencia. Este problema esperemos se subsane a medida que María José siga pasándome obras tan instructivas como esta.
     El final del la obra me parece de lo más interesante ya que hace una apuesta por lo que ella denomina andrógino. No sólo la no exclusión de la perspectiva de género sino que incluso repasa lo interesante de la inclusión masculinas-femenina en las obras más enriquecedoras. Esto debe servir de ejemplo para que desde un punto de vista personal entendamos la vida y las relaciones con las personas interpretándolas desde lo femenino-masculina como aportación de la literatura que nos permite contemplar el mundo más allá de uno mismo desde múltiples perspectivas simultáneas.



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