martes, 7 de febrero de 2017

Esperando a los bárbaros.

Esperando a los bárbaros 


Constantino Kavafis.
-¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan.
-¿Por qué esta inacción en el Senado?
¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Ya legislarán, cuando lleguen, los bárbaros.
-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñendo su corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera para dar
a su jefe la acogida. Incluso preparó,
para entregárselo, un pergamino. En él
muchos títulos y dignidades hay escritos.
-¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán los bárbaros;
y espectáculos así deslumbran a los bárbaros.
-¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los bárbaros y
les fastidian la elocuencia y los discursos.
-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.
¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.


   Los bárbaros no sólo han llegado, es que somos nosotros. Para celebrarlo Pepa me hace un doble regalo en forma de libro del poema ilustrado y novela. Tres radiografías en forma de obras artísticas de la barbarie cada vez menos larvada.

     La invitación de Kavafis al viaje continuo y sin escala ni retorno a una Itaca que nos hace humanos, se torna, en este de los 154 poemas que escribiría y aprobaría, en una advertencia de la necesidad de higiene con nosotros mismos. La necesidad de revisarnos de forma continua para asumir la incomodidad de las dudas que nos alejen de las certezas despóticas. Viaje a una Itaca que aunque inalcanzable su búsqueda nos hace humanos. La espera en el foro, los senadores a la espera de instrucciones bárbaras, justicia y rey esperan y dan la bienvenida, ... pero no aparecen, ni falta que hace, su espera es la barbarie. Sólo los bárbaros, lo nuevo, podrá enfrentarse a la barbarie.

     Esta edición de Reino de Cordelia del 2016 es prologada por Luis Alberto de Cuenca destacando, de forma breve y precisa, los 125 historiadores que tenía la voz de Kavafis y relacionándolo con otras obras. La ilustraciones de M.A. Martín dan cuerpo y volumen a un poema que se ve así propiamente ilustrado de forma sencilla y con escasos colores y mucho blanco,  muy divertidos.






     Coetze interpreta sus propios bárbaros, experiencias históricas le sobraran de Sudáfrica, mediante un simbolismo que le permite huir de cualquier posible censura y lo libera para desatar un torbellinos de reflexiones, mucho más profundas de lo que en una primera lectura parecen, sobre muchísimos temas. El tema que parece predominar, ¡cómo no va ser menos tratándose de los bárbaros!, es el otro desde la arrogancia del poderos que imposibilita una verdadera comunicación racional más allá de lo puramente sensorial. Pude que ésta sea la única comunicación posible y que aquella racional y, por lo tanto, lingüística no sea sino una manera de camuflar relaciones de poder. El amor, compañerismo, valores militares, justicia...se ven envueltos por unos ambientes minuciosamente descritos en sus aspectos físicos y climáticos hasta el punto que generan una irrealidad propia del simbolismo ya mencionado. Esto llega hasta el punto de que su no ubicación cronológica provoca la apariencia de ficción futurista o de un pasado remoto. La piel fría apareció en forma de recuerdo con la lectura de las relaciones sexuales con otros... y los viajes y reclusiones parecen evocar pelis tan distintas como Mad Max, La carretera más que a sus orígenes literarios.
     La lectura, mucha veces difícil, de Coetze se ve aligerada por la acción intensa en distintos paisajes y climas. Esto hace que sus símbolos se abstraigan de una realidad histórica concreta y podamos aplicar sus reflexiones a nuestras circunstancias.
       Muchas gracias por los regalos y que se repita.






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