¿Reconstrucción novelada de la vida de John Coetzee en sudáfrica, mejor deconstrucción? Luis nos invita a leernos una biografía, falsa biografía, o lo que sea pero siempre: una novela. Si es o no ficción no me paro a comprobarlo, no creo que haga falta cuestionar o verificar lo que el autor, John Coetzee, nos permite leer. Si es inventado, sobre una base real, enhorabuena por la creatividad. Si no fuese ese el caso me sorprendería más aún la capacidad de autoparodia, de ironizar sobre sí mismo o sobre los pretendidos grandes hombres.
Para esto utiliza una variedad de recursos que agiliza la lectura al tiempo que da verosimilitud. El hilo conductor de la narración es un periodista-biógrafo que recorre el mundo para entrevistar a cinco escogidos testigos activos relevantes en la vida de Coetzee desde 1972 a 1975 en sudáfrica. Estos personajes darán coherencia a unas notas del diario de Coetzee en el que se sugiere lineas de trabajo para sus obras. Estos selectos personajes van a presentarnos a un pobre hombre que en sus aspecto sexual con su amante Julia, familiar con su prima Margot, exótico profesional con Adriana, universitario con Martin y Sophie con la que tendrá una historia amorosa nos pondrán en la tierra, o en el subsuelo, a quien como escritor admiramos y reconocemos. Las entrevistas tienen varias formas como la traducción del portugués, el relato en primera persona, diálogo....pero son atravesadas transversalmente por temas como la dificultad idiomática, especialmente en sudáfrica, y la identidad política, cultural, familiar. El compromiso, o mejor, la ausencia de él también recorre la obra tanto en su forma familiar, afectiva, como política y cultural.
La desmitificación del escritor lleva aparejada la del profesional, amigo, amante, familiar.... hasta un punto que supera lo creíble, pero, a cambio de esto nos permite identificar nuestras debilidades, representadas en el gran hombre de éxito, y tomarlas a risa como hace él. No es una obra de humor pero despierta la simpatía por unos personajes humanos, más que humanos, incluso muertos como el autor que se da por fallecido para justificar la investigación en sus diarios personales.
La sonrisa que nos deja incluye una invitación a pensar la propia vida en términos de distancia e ironía, o la de los demás. Tanto es así que parece que se ha desarrollado alguna obra próxima que sigue el ejemplo de este premio nobel que no se corta a la hora de ponerse en boca de los más críticos, los más próximos.
Me parece una propuesta muy sugerente. Seguramente su lectura invita a vivir "la aventura" o, tal vez, adentrarnos en el complejo mundo de la multiculturalidad africana. Me apunto a leerlo.
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